Esta semana, que desde luego me ha dejado al borde de la extenuación, y en la que llevo gastadas sobre mi cara todas y cada una de las cajitas de ese maravilloso invento único llamado Larimide que hacen muy cerquita, en Alcoy, para el resto del mundo (Mauricio Sanchís es un genio!)? esa en la que ni esa «poción» milagrosa me ha salvado del estrés traumático sobre mi mirada de estupefacción? ha terminado este viernes noche al son de la banda sonora y música de cine más maravillosa que he escuchado en años. Luis Ivars desde hoy te quiero todavía más. Cuando al salir del AVE en un taxi genial me regalaste esta obra para mis sentidos, me has ganado hasta el infinito y más allá, a lo «dibu» de Pixar pero a la alicantina. Me has emocionado hasta caerme todas las lágrimas sobre las mejillas mientras mis dedos, sutiles entre una sopita y un café humeante, y al calor de mi hijo y ese labrador «terrible», me conducían por este artículo una noche de viernes y sin, siquiera, percatarme de que estaba escribiendo desde el corazón. La música es poesía, es como el olor, como ese mundo de sensaciones que embriagan, como una esencia, un incienso; eso que en días de lluvia, nieve y nostalgia sus notas te embriagan el alma; recoger esa sensación me ha trasladado solo a una película que recuerdo por igual gracias a una música increíble Todas las mañanas del mundo, y si acaso, a Orlando de Sally Potter. Pero querido Luis, 22 Ángeles, es como la historia narrada por Miguel Bardem, soberbia e inconmensurable. Y merece, como tú, la columna de la semana más trepidante de este comienzo de año 17. Entre carreas en AVE, nieve, aventuras y desventuras de todo el proceso y etc? esta es la «banda sonora» de este trozo de nuestra vida. Es esa melodía que le pega, todo y más, a una «estepa siberiana» de estos días de tormenta y temporal de frío helador. Blanco infinito para unas tierras, incluso las de playa y mar, que en Fitur han sido la «comidilla» de todos porque, si no lo hubiese visto, jamás habría dado crédito a la foto de toda la playa hasta de Benidorm. En vez de veraneantes al sol en pleno invierno, allí se podía hasta esquiar si te apuras? o hacer muñecos de los gigantes en Navidad. Vaya tela? Así que me acordaré siempre de cuando sacaste frente al Ritz ese cd del bolsillo y me dijiste «para ti, para que te acompañen y te protejan los ángeles, te regalo 22?» ni más ni menos, 22? cada acorde me ha transportado efectivamente a una pincelada de ellos, de esas gestas que en otras épocas hacían nuestros antepasados, surcando los mares con infinita valentía, para poder llevar la esperanza, la salvación, la cura y la vida misma a cualquier parte del mundo. Esos 22 niños son una metáfora de lo que en realidad debería ser el ser humano, y Francisco Javier Balmis, otro de nuestras tierras, un héroe de los de verdad, de esos que de haber nacido en, mismamente, Oregon o Seattle o Filadelfia, hoy sería un personaje de cuento de los Óscar y una «caja registradora» de la familia del cine «holliwoodiense», protagonizada por el mismo Brad Pitt y con una de primera como fémina del celuloide internacional que no daría un do de pecho por menos de todo el «oro del Perú» juntito y recontado en documentos anexos? Pero esto no es así, esto es RTVE y dando gracias debemos estar de que siga habiendo una tele española que apueste por algo mejor que Sálvame Deluxe lleno de gente gritando y mascullando insultos permanentes o las boutades de carne «no muy trémula» de los programas de «Sexo y viceversas varias»? Pues lo dicho Luis, gracias mil, como también quiero darle las gracias por esta semana a dos nombres en particular, a Jordi Vilaplana que «muere» por su tierra alcoyana y de Muro, y que ha presentado todo el gran turismo de interior «del tirón» y muy bien según vi. O a Pedro Miralles, sin el cual, lo reconozco en público, estaría todavía tratando de volver de ese «episodio» de Benito Peréz Galdós que ha sido y es cada vez más nuestro entorno y nuestra tierra. ¡Feliz domingo musical!