o sé si prefiero un macro parque equivalente a cinco veces El Palmeral y muy cerca del mismo, pero luego difícil de manejar, o bien una inversión algo más modesta, pero que esté bien gestionada. Es más, sé a ciencia cierta que prefiero lo segundo. El anuncio que realizó el alcalde de Alicante en el cóctel de Año Nuevo de la EUIPO de que va a crear una superficie de 240.000 metros cuadrados en unos terrenos que cedería Aludium, con colaboración de la EUIPO, que es quien suministraría las especies vegetales, y de Aguas Municipalizadas, que abastecería hídricamente el parque, no deja de ser una idea bonita y como tal hay que valorarla. Ello a pesar de que el nuevo parque pille a trasmano de casi todo y haya que montar literalmente una excursión de las de mantel de cuadros, bota y tortilla para ir hasta allí. Excursión a la que no se podría, por ejemplo, ir en TRAM, que no hay, ni tampoco en bici, que tampoco. El primer edil ha prometido que el carril bici hasta la EUIPO lo van a hacer por fin en cien días, pero eso ya lo veremos. Campinos, director de la oficina europea, está más afónico que yo hoy, tras acompañar a mi hijo a un funesto partido al aire libre la semana pasada, de pedir el carril bici a la EUIPO. Que no es mucho pedir, teniendo en cuenta que el impacto de la oficina en nuestra Comunidad ha sido valorado en más de 200 millones de euros por la Cámara de Comercio. Ya les vale.

En cuanto a las colaboraciones que se anuncian, me parece perfecto. Sin embargo, no pensemos que sólo con estas ayudas basta para mantener este inmenso pulmón vegetal. No. Harían falta después un ejército de jardineros y limpieza para su mantenimiento y vigilancia para evitar el vandalismo. Porque es una pena ver cómo hay tantas zonas de la ciudad que fueron bonitas un día, pero ahora aparecen sucias, abandonadas y desérticas. Ustedes lo saben igual que yo, me refiero a pequeños enclaves, como el parque de Torre Golf, o el de la Goleta, o la magnífica fuente de La Isleta, que tiene agua sólo a ratos, por citar algunos ejemplos de pasotismo ilustrado por parte del Ayuntamiento. De ahí que, ante la teórica buena noticia, me encoja de hombros. No sé si serán capaces de conseguir que en un futuro el parque siga estando tan bonito como seguro que estará el día de la inauguración. Porque aquí somos un poco este estilo, cuando se corta la cinta y se hacen las fotos lo inaugurado deja ya de importarle al político de turno y los que vienen detrás suelen pasar el doble aún, sobre todo porque no quede nada que agradecerle al anterior.