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Qué bien, no vivir bajo el imperio de Putin, ni del de Trump, ni del de Theresa May!, por poner tres ejemplos de grosería política en activo. Ya en su día nos pareció un chollo que no surgiera entre nosotros un Berlusconi. Vamos teniendo suerte, en fin, una suerte relativa porque la bombona de butano ha vuelto a subir, educadamente, desde luego, pero ahí está, ahí está, un 5% más cara. La bombona de butano y la electricidad suben cuando bajan las temperaturas al objeto de hacer más daño al usuario. Se nota que no hay nadie para socializar el calor. Pero hablábamos de la educación que, sin calentar la casa, conforta el espíritu. Ya casi nos conformamos con que no nos hablen a gritos, como habla Trump a los contribuyentes de su país o Putin a los del suyo. Súbannos el IBI, el IVA, el gas, la luz, «los chuches», que diría Rajoy, pero diríjanse a nosotros de usted y pídannos las cosas por favor. El por favor, me temo, es lo que más van a echar de menos los norteamericanos y, de rebote, el resto del mundo. Parece poco pero, en comparación, es el no va más. Aquí se han reunido los presidentes de casi todas las autonomías bajo la mirada del presidente del Gobierno y no se ha producido una voz más alta que la otra. No me pregunten de qué han hablado porque no he profundizado en el detalle y porque estaba más atento a los gritos que a los contenidos políticos. Como no hubo gritos, tampoco tengo mucho que añadir, aparte de darnos la enhorabuena.

De los chinos recibimos en general pocas noticias. Ignoramos si fusilan con educación. Deberíamos saber más porque nos parece que son la segunda economía del mundo o así. Significa que si mañana ponen en circulación (educadamente, se entiende) la deuda norteamericana, hunden el dólar en veinticuatro horas. Sin tacos, sin los gestos obscenos del nuevo mandatario USA o del eterno jefe ruso, pero son capaces de ponerlo todo patas arriba. A veces, a los columnistas nos gusta dispersar algún taco en nuestros textos (no muchos ni muy fuertes: un coño, un joder, una mierda), pero ante la oleada de gente mal hablada que se dispone a gobernar el mundo, vamos a reprimirnos. Hablo por mí: lo juro. Si el único consuelo para los tiempos que vienen es la buena educación, pongámonos finolis.

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