La ciudad de las estrellas, que se ha convertido en la película con más Globos de Oro de la historia, es un musical en el que las canciones, el baile, la música y la coreografía completan una comedia romántica, que rinde homenaje a la ciudad de Los Ángeles, y en el que dos buenos actores dotados de un poderoso talento como Ryan Gosling y Emma Stone, que además cantan y bailan muy bien, interpretan una bella historia de amor, en la que un pianista de jazz en dificultades y horas bajas, y una aspirante a actriz que trabaja como camarera en la cafetería de unos estudios cinematográficos, se enamoran cuando ambos están a punto de abandonar sus sueños, encontrando en su relación el impulso a la esperanza de un final feliz.

Y me parece muy acertada la elección como protagonista de Ryan Gosling, de quien recuerdo ese drama romántico juvenil de excelente ambientación e interpretaciones convincentes titulado El diario de Noa, en el que dos adolescentes de ambientes sociales diversos se enamoran en un verano inolvidable, antes de que sus padres y luego la guerra los separen, viviendo una emotiva historia de amor que ha hecho caer más de una lagrima en mi mejilla.

Y también me gusta Emma Stone, una gran actriz que me emocionó en la película de Woody Allen ambientada en la Francia de los años veinte, bajo cuyo sugerente título Magia a la luz de la luna se desarrollaba una irónica, ingeniosa e inteligente comedia romántica.

Y termina La ciudad de las estrellas, e imagino que ese director tan joven de tan solo treinta y dos años llamado Damien Chazelle, que hasta ahora únicamente era conocido por la premiada cinta independiente Whiplash, debe amar el jazz y los musicales y la ciudad de Los Ángeles, y que seguro que ha podido hacer realidad un sueño, pues su pasión por la historia que narra se refleja en el encanto y la brillantez de las escenas, que muestran una historia de ilusiones y sueños, y de renuncias y esfuerzos, y de pasiones y amor.

Y salgo del cine, cantando mentalmente diversos temas de la película, y comento que me ha gustado la inicial secuencia musical en el atasco de una autovía de circunvalación de la ciudad, y la escena del baile en el aparcamiento con las farolas, y el final inesperado y abierto con esa sonrisa final resignada y amable, y hablamos del mensaje de la historia en el que no coincidimos, y comento que yo hubiera escrito otro final, y que la cinta habla de la realidad y de los sueños, así como de la necesidad de cuestionarnos lo que de verdad deseamos en la vida, en lo que, esta vez sí, claro, todos coincidimos.