sea, que los populares no tienen miedo a la democracia. Por eso se entrenan para la batalla política e ideológica «frente al populismo». Presumen de ser los dirigentes de la dignidad y la garantía ante los que intentan «destruir lo construido». La pobreza, la precariedad, en el ámbito de la recuperación, y el respeto a la pluralidad de opciones lo demuestran claramente. Ellos constituyen «el partido central de la democracia española», y otros, legalmente establecidos con el apoyo de muchos, son anticonstitucionales y destructores de la salud, según los superhéroes de la libertad, los derechos y la ética. Al conservador PP le encantan el diálogo, el acuerdo y la moderación como ha sido público y notorio desde que Rajoy es presidente. Ahora ponen maquillaje a sus viejas camisas para dialogar, acordar, aparentar y seguir defendiendo los intereses de unos cuantos con la venia de C's y del PSOE. Las reglas del juego, instauradas por las clases dominantes, son indiscutibles, y a ellas sirven con esa filosofía política y económica. La vocación de servicio se palpa. Y el arte de ofrecer soluciones para «mejorar la vida de los ciudadanos». Esto es defender una sociedad abierta y decir y hacer siempre lo correcto. Las propuestas solventes y rigurosas podrán saborearse con mucha mayor notoriedad en el próximo congreso del PP, el único partido de Aznar, ese hombre que de vez en cuando baja de las alturas e ilumina con sus discursos. La fragmentación parlamentaria y el Gobierno en minoría no representan lo más apetecible. Donde estén la mayoría absoluta, los recortes y los ajustes a puro y duro golpe de bastón de mando? El dios José María señala la ruta de la estabilidad presupuestaria y de las reformas estructurales que conduce hacia el éxito en la economía global. Dadas las circunstancias de este orden (o desorden) de cosas, triunfo de unos, sobre todo, y fracaso mayoritario. Cospedal, con el casco de Gila, quiere duplicar el presupuesto de Defensa en ocho años, y la cuesta de enero sigue antes de llegar la de febrero. El héroe de Perejil, Federico Trillo, choca con el fantasma del Yak-42, por obra y gracia del Consejo de Estado, y desea feliz 2017 a los familiares de las víctimas.
