La Iglesia celebra el día 1 de enero la Jornada Mundial de la Paz. Con este motivo el Papa Francisco, ha recordado y ha apostado «por la no violencia», en su sentido más amplio y profundo. Abarca a los individuos, a las familias, a los grupos, a los países, al mundo entero, es decir, a todos los grupos humanos en todos sus sentidos. La «no violencia» es un estilo de vida, una práctica humana, que va más allá del mero pacifismo externo, y abarca la paz interior como forma sincera e interna de encarar y superar toda clase de conflictos, desde los más simples y domésticos hasta los más complejos y diplomáticos. en este sentido la paz es la línea única y verdadera del progreso humano. El Papa Francisco, ha puntualizado que la «no violencia» es mucho más que la rendición, el desinterés y la pasividad. La «no violencia» afecta a lo más íntimo del corazón humano, tanto a nivel familiar y personal como a nivel social. La manifestación profunda e íntima de la paz abarca tanto a la familia como a la práctica religiosa. Por eso, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento a favor del hombre: «Hago un llamamiento a favor del desarme como también a favor de la prohibición y la abolición de las armas: la dimensión nuclear y la amenaza de la destrucción recíproca no pueden servir de base a este tipo de ética. Con la misma exigencia suplico que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños. Una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del miedo, de la violencia, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero». Con estos textos del Papa Francisco, queda perfectamente explicado el sentido verdadero y profundo de la Jornada de la Paz.