Eduardo Mendoza es un escritor catalán que empezó su carrera literaria con la inteligente novela «La verdad sobre el caso Savolta», que cuenta con ingenio e ironía una trama compleja de ambiciones, ansias de poder, y desengaños, situada en la Barcelona de los años de la Primera Guerra Mundial, y en un escenario en el que se describen los disturbios y la situación económica del momento histórico.

Y leo que el autor catalán, manifestó después de ganar recientemente el más prestigioso premio de la literatura en español, que es el Premio Cervantes, que recibe la distinción como un final de trayecto feliz, añadiendo que el humor forma parte de su esencia y de su obra, lo que me parece digno de encomio, pues dicha cualidad ayuda a solucionar conflictos y desacuerdos, creando una sensación de conexión e intimidad entre las personas como ninguna otra, sirviendo también para disipar tensiones. Y es que la mayoría de las situaciones no son sombrías si se miran desde un ángulo gracioso, siendo así que el humor además nos ayuda a ser más creativos, y a defendernos contra la ansiedad al suavizar las cosas que nos asustan.

Y desde luego que una sonrisa o unas carcajadas nos van a sentar muy bien, al mejorar nuestro sistema inmunológico ayudándonos a relativizar y a enfrentarnos a los problemas con menos miedos, y es que aquellos que se ríen más, consiguen mayores índices de bienestar y satisfacción personal, y, en general, ser más felices.

De modo que incorporo a mi lista de libros pendientes alguno de este autor, de quien recuerdo en una entrevista frases que me agradaron especialmente como que es posible escribir sin perder la sonrisa, y con la intención de que los libros sean cómodos de leer, o aquella otra en la que bromeando, decía que cada vez se duerme más cuando se pone a leer, lo que a todos nos pasa con la edad.

Y sonrío, claro, mientras elijo para empezar a conocer mejor a Eduardo Mendoza, considerando mi próximo viaje a Barcelona, esa historia novelada de título tan sugerente como es, claro, Marisa , déjame que te lo diga ... «La ciudad de los prodigios».