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Aquello del pez y la cola

Seguro que todos tienen razón y como dicen que dijo el comisario jefe en la reunión, la seguridad es una cuestión subjetiva. En efecto. Depende de cada cual y de la circunstancia, y evidentemente del color con que se mire. Alcoy sufre un «problema» ancestral de seguridad ciudadana. ¿Por qué? Porque no hay apenas delincuencia en proporción con el resto de la galaxia. Así que viene ocurriendo desde hace treinta años que cuando el comisario de turno se dirige a Interior y reclama refuerzos o la cobertura de plantilla, el jefazo lo primero que hace es mirar la estadística: asesinatos, 0; homicidios, 0; atracos, 0 ó 1; asaltos, 27 en 365 días... y así sucesivamente. En ese instante, el susodicho jefazo levanta la vista y pregunta «¿Y para qué quiere usted más policías?» La respuesta es obvia: para seguir en el fondo de la lista de ciudades conflictivas. Nunca, en 30 años, se ha visto el asunto del lado bueno, sino que los policías se acaban destinando a los puestos de cabeza de la clasificación. ¿Hay un problema global de seguridad en Alcoy? No. ¿Hay problemas particulares? Evidentemente. ¿Dónde se notan más? En el centro, porque la población es reducida y la visibilidad de los actos delictivos es mayor. Por ello, la ciudadanía tiene todo el derecho a exponer una situación y a reclamar que se solucione y es obligación de la Policía velar por ello, como la de los enterradores es inhumar correctamente a los fallecidos.

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