La pasada semana, primera de diciembre de 2016, tuve la oportunidad de asistir a diferentes actos de innovación y sobre todo de relación práctica entre la universidad, la empresa y el territorio.

La primera fue la magnífica conferencia que dio el antiguo rector de la Universidad de Alicante Andrés Pedreño, en el acto del Foro Club de INFORMACIÓN y la Universidad sobre un tema de gran actualidad «Alicante en la economía digital». La conferencia matinal en formato desayuno fue un éxito, tanto de público como de tema: Industria 4.0, Empresa 4.0, o Territorio 4.0. Fue importante el esfuerzo realizado por el Club INFORMACIÓN de acercar la universidad a la empresa, que es asignatura pendiente aún, en nuestro territorio.

Otro acto que al que fui invitado, fue al de la Cátedra Universitaria en Ontinyent, formada por la Universidad de Alicante y la Universidad de Valencia, para la configuración de «territoris intel-ligents». Cátedra dirigida por Josep Antoni Ybarra, por la Universidad de Alicante y Vicente Cerverón, por la Universidad de Valencia. Para mí, fue de mucho valor que catedráticos de diferentes universidades, actuasen conjuntamente, cooperando en el territorio y para las pymes y microempresas, esto es muy deseable y de gran interés futuro, encontrar espacios de diálogo entre universidad y empresa.

Presentaron un magnífico trabajo con el título La innovación empresarial en Ontinyent y su entorno, como se aprecia unión de universidades y empresas en el territorio han encontrado el espacio de contacto. Fue también un éxito de personas; empresarios y jóvenes emprendedores. En ambos casos se planteaba el interconectar, el conocimiento tácito y el conocimiento explícito que señala Ikujiro Nonaka en La empresa creadora de conocimiento(1991); de la teoría a la práctica y viceversa, como una autopista del conocimiento en una dirección y dos sentidos, de universidad a empresa y de esta a la universidad, en el Territorio.

El profesor Ybarra se pregunta cómo puede activarse esa interconexión en su posición personal de «puente» entre la universidad y la empresa, es difícil. Pero analicemos cuales son los intereses de los actores, el investigador quiere el prestigio y que sus desarrollos sean apreciados por sus pares en publicaciones de prestigio; el empresario quiere dar un servicio al entorno, al territorio y ganar dinero, los «votos monetarios» de Paul Samuelson, para mantener la empresa, que siempre es de servicio al público.

Sin duda y como dice el profesor Ybarra, las relaciones entre Universidad y empresa no son fáciles de establecer y quizá «la más destacable de todo es la desconfianza de los unos hacia los otros», es por ello, que el territorio puede ser el caldo de cultivo necesario para esa conexión entre empresa y universidad, se de y fructifique y pongo ejemplos conocidos por mí como el Clúster del Conocimiento del País Vasco dirigido por Ángel Arbonies, que se transformo posteriormente en Innobasque y cuyas oficinas están hoy en día en el parque tecnológico de Zamudio en Bilbao, o el Alexandra Institute de la ciudad de Aärhus (Dinamarca), donde uno de los puntos en los que trabajaran, es cómo conseguir que el conocimiento basado en la investigación, penetre también en las pequeñas empresas. Estos dos magníficos instrumentos han sido el «caldo de cultivo», donde los intereses de la empresa y del investigador han realizado el «mainstream» beneficioso para ambos. O las realizaciones que ya hace 20 años, hizo la universidad de Jyvaskyla de Finlandia, con el lanzamiento de su idea de la «Team Academy».

Todos los casos citados, abrieron puntos de contacto de las personas, incluso encontraron intereses comunes. El empresario quería desarrollar una nueva aplicación tecnológica en sus procesos o en sus productos; el investigador académico, su afán y su interés está, en el desarrollo de nuevas ideas científicas o aplicaciones en tecnología y la publicación de los trabajos que ha podido realizar en cooperación con la empresa.

Aquí quiero señalar que uno de los principales problemas que tienen los investigadores en las universidades españolas, es que las investigaciones y apoyos que dan a la empresa en el Territorio, no son valorados académicamente en su currículum, este es un tema que debemos de solucionar.

¿Cómo hacerlo? Es necesaria una valoración positiva de los académicos, de su investigación y desarrollo aplicado a las empresas y al territorio; que la creación del conocimiento desarrollado entre universidad y empresa se ponga en valor en el currículo de los académicos y active el interés del académico en la empresa y el territorio.

La experiencia me dice que las empresas que están mas cerca de la universidad, incluso a nivel de las personas, tienen un desarrollo empresarial más potente, y los investigadores sean de química, nanotecnología, digitalización, industria 4.0, empresa 4.0, la administración de la empresa, la psicología industrial, la responsabilidad social corporativa; los investigadores que tienen más contacto con las empresas, conocen más y mejor el territorio y sobre todo solucionan problemas a la sociedad. El lugar, el sitio, el «Ba», debemos de potenciarlo y debe ser un concepto que permita la creación de sinergias que faciliten la interconexión de ideas y que acerque las personas de la universidad y de la empresa.

Para terminar diré que la iniciativa realizada de la Cátedra Universitaria de Ontinyent, entre las Universidades de Alicante y de Valencia, es un ejemplo de la creación del espacio «Ba» que dice Nonaka, para poner en contacto el conocimiento tácito y el conocimiento explicito y contribuir todos, al progreso del territorio.