Desde hace pocos años, en España, apenas dos décadas, diferentes eventos relacionados con la fotografía, la exposición de su revisión histórica o su actualización en el mundo de las artes a partir de las nuevas tecnologías, han revitalizado esta expresión en todas sus dimensiones, como manifestación artística, como medio de comunicación, como técnica?. Hoy en Alicante podemos ver varias exposiciones que tienen como motivo la fotografía, con propuestas que se sitúan en el género más documental y otras que investigan la experimentación creativa.
La fotografía desde su aparición se constituye como un registro que parecía que iba a desplazar a la pintura, pero durante todo este tiempo ha buscado sus propias competencias y ha conseguido situarse como una vertiente más del arte, cuestionándose a sí misma continuamente. La fotografía, por sus condiciones de reproducción de la realidad, con la fidelidad que todos apreciamos, por su captación de la instantaneidad, y en la actualidad, por su gran difusión en los medios digitales, se vincula al mundo de la imagen publicitaria, es un medio indiscutible de promoción y de comunicación de mensajes, crea corrientes de opinión, impone tendencias, reflejadas en las imágenes y difundidas masivamente: comunicación.
Pero a pesar de que hoy tiene mayor presencia, la fotografía no ha sustituido a las demás artes en las salas de exposiciones, aunque sea contemplada con una mayor valoración en toda gestión cultural, también por la mayor cantidad de personas que utilizan la fotografía como medio expresivo. La fotografía ha tenido y tiene un fuerte débito con la realidad, débito que ha ido superando en las sucesivas y diversas miradas que han venido realizando los artistas, valorando el propio concepto y la materialidad de la imagen fotográfica, su proceso de construcción, de ficcionalización formal, estética, técnica?. Por otro lado, los fotógrafos más tradicionales han ido evolucionando, desde la vertiente más popular, la del documento, hasta llegar a un concepto más personal. Es muy difícil sustraerse a la imagen que la realidad nos da, intentar construir desde esa realidad algo que se diferencie de lo convencional, de la imagen mil veces reproducida, y significar los aspectos que construyen una lectura única, personal. Para ello el fotógrafo tiene que renunciar a parte de esa materialidad de lo real o, al menos, cuestionarla desde los instrumentos del arte, para construir la lectura de su tiempo, de su cultura. Quizá el momento más complejo sea este en el que se ha de establecer el debate sobre lo que es fotografía y lo que es arte. Lo cual podría hacerse en las salas de exposiciones de la ciudad, dado que cada vez hay mayor presencia del trabajo de los fotógrafos, individuales o integrados en colectivos, que buscan un espacio para crear y debatir sobre la fotografía de nuestro tiempo.
