Sé perfectamente que cuando dejo volar mi imaginación, mi verdad puede herir la sensibilidad de grandes amigos, pero no puedo evitarlo. Lo que pienso, lo plasmo en un papel, tanto si yerro como si no.

Creo y deseo que sea momentánea mi percepción de que el socialismo se encuentra en lamentable decadencia y recobre su vigor como antaño. Veteranos dirigentes, gurús actuales del socialismo, han pasado a convivir con la clase dominante. Personajes tan históricos como el exalcalde socialista de San Sebastián, Odón Elorza, advierte de que «el PSOE corre el riesgo de ser irrelevante». Y esta decadencia se extiende como un reguero por toda Europa. El conservador Fillon gana de calle las primarias derechistas en la vecina Francia para contrarrestar la seria amenaza de Marine Le Pen. Hollande se borra del mapa socialista francés. Valls, reformista, afirma de que «la izquierda puede morir si no se reinventa», afirmación que ha levantado ampollas en el socialismo vecino y que se prepara para una cruenta batalla con Arnaud Montebourg, el otro aspirante. Los socialistas, ante este desconcierto, confían dar su voto a Fillon en segunda ronda, para evitar una presidencia fascista. El PSI, el PASOK y el PSD hoy son meras comparsas acompañantes en Europa.

Yo coincido plenamente con el primer ministro francés, señor Valls. El socialismo necesita reinventarse. Lo de siempre está caducado, trasnochado, no vale, y a las pruebas me remito: la pérdida de votos continuada en España es cada vez más alarmante. El socialismo, como dijo Iceta, pierde valor cuando deja de ser socialista. Cuando deja de ocuparse del débil, del desamparado. Cuando sus exdirigentes dejen de apretujarse en las puertas giratorias y se reconviertan al socialismo.

Nos escandalizamos, quizá yo el primero, porque el director de cine Fernando Trueba, con películas tan afamadas como Belle Epoque, La Niña de tus ojos se le ocurre decir que no se siente «ni cinco minutos español». No sé ustedes, pero yo, en algún día malo, también lo he sentido y ya se sabe que el artisteo tiene muchas más licencias que ustedes o yo, y una de ellas es tener días malos. Bueno, pues los «patriotas» han salido en manada para boicotear su nueva película, La Reina de España y parece que el boicot patriotero está surtiendo su efecto, y no crean que cambio intencionadamente de tema.

Sin embargo, no he visto a ninguno de estos patriotas pedir el boicot a Gas Natural o a cualquier multinacional o persona como Messi o Cristiano que tienen sus fortunas en paraísos fiscales. Gas Natural Fenosa recibe ayudas financieras sustanciales del Estado, no solo directas, en forma de pagos y subsidios, sino también indirectas, permitiéndosele que no pague impuestos al Estado mediante el establecimiento de 15 filiales en paraísos fiscales que no tributan en el Estado español.

Este maridaje y complicidad se materializan de varias maneras. Una es mediante la incorporación en sus equipos de dirección de personajes políticos de gran peso e influencia, no solo en el Estado español, sino también en América Latina. El caso más conocido es el del señor Felipe González, buen conocedor del Estado español y de los Estados de aquel continente, como resultado de su amplia experiencia como presidente del Gobierno español durante el periodo 1982-1996. El señor González recibió 566.000 euros como consecuencia de su servicio en el consejo de administración de Gas Natural, con unos emolumentos de 126.500 euros brutos al año desde el año 2010 hasta principios de 2015, cuando indicó que abandonaba el consejo de administración de Gas Natural Fenosa como consecuencia de que «se aburría» en el puesto. Otros dirigentes políticos de cualquier filiación política han servido en estas transnacionales. De esta virtud tan española no se libra ningún dirigente con cierta relevancia, sea del partido que sea, porque ya no me atrevo a hablar de ideología. Eso sí, Felipe tiene la desfachatez de salvar al PSOE del NO es NO para favorecer la investidura de Rajoy. ¿A qué intereses servía, a España o a Gas Natural? Para esta lamentable labor ha quedado el gurú del socialismo español.

El socialismo siempre ha ejercido de vigía protector de las clases menos pudientes, hasta que se ha convertido en dominante, y eso lo va a convertir en irrelevante, como predice Odón Elorza.

El Partido Socialista, y me duele en el alma escribirlo, ha abandonado su inicial vocación y ya no sirve a los intereses del débil, sino que colabora como el PP con las multinacionales dominantes. Yo, como asiduo votante socialista, me he sentido muy traicionado. Tanto, que posiblemente renuncie a mi derecho al voto el tiempo que Dios o la naturaleza decidan. Les puedo asegurar que mi deseo es que nunca se produzca, pero otros partidos, nada deseables para mí, van a hurtarle el puesto que tan meritoriamente conquistó. Y no demonicemos solo a Pedro Sánchez, son muchos los culpables de este triste episodio.

Pero es que lo mío es pura decepción, nada más. De momento, he dejado de creer en esta casposa democracia. Ustedes mismos.