Una niña, de unos cuatro años, se sacó un moco de la nariz y le preguntó a su abuela donde había que ponerlo. La abuela no le dijo que era una asquerosa, que eso era caca, ... Se dio cuenta que pretendía reciclarlo. En esa casa todos reciclan, se les ha hecho hábito y observando, los pequeños son muy observadores, entendió que se trataba de algo importante aunque ignora qué es eso del cambio climático.

El comportamiento de esta niña explica la importancia de la educación, del ejemplo cotidiano de los adultos que repercute amablemente en los nuevos miembros de la familia. Las mujeres serían menos maltratadas, menos serían asesinadas y sus hijos, sin niños y niñas en el seno del hogar, por el momento el único mundo con el que interactúan y se relacionan diariamente, recibieran un ejemplo basado en la igualdad de mujeres y hombres.

Desde que nacen, en una sociedad machista, son etiquetados, uniformados. El rosa las nenas, el azul los nenes. Pocos padres y abuelos se atreven a desobedecer esta costumbre. Si el pequeño cuando va en el cochecito por la calle, y va de azul, todos suponen que es un niño, si no fuera así, habría que dar explicaciones. Vestirlos con el color equivocado puede quizás tener consecuencia en cuanto a su rol social. En estos temas la sociedad está muy vigilante: machorra, afeminado, la reacción ante una transgresión, aparentemente inocente.

Lo del moco demostraría que desde muy pequeños el bebé está construyendo su carácter, su personalidad y los adultos serán un espejo para él, no tiene otros en donde mirarse.

El machismo no sólo se evita a través de la educación, pero puede jugar un papel muy importante. Asumir que mujeres y hombres son iguales en cuanto derechos y posibilidades, y conviene recordar la herencia recibida: que no hace muchos siglos significativos teológos discutían si las mujeres tenían o no alma. Que la mujer pudiera votar se consiguió a través de una larga lucha. Hace tan sólo unas décadas el adulterio que cometiera una mujer era mucho más castigado que si lo cometiera un hombre. Si consultamos la hemeroteca se pueden encontrar titulares en medios de comunicación de prestigio como estos: «La mató por amor». La herencia recibida es abrumadora.