Desde hace pocos años, el concierto que tradicionalmente ofrece en la iglesia de San Juan Bautista de nuestra ciudad la coral «Canticum Novum», dirigida por Rubén Pacheco Mozas, en la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, se concluye con una página musical de gran interés para los ilicitanos. Se trata del Cant de la Sibil·la, cada año en una versión musical diferente de las conservadas, entonado, según la tradición, por un niño de corta edad, ataviado a la usanza clásica y con una espada en las manos.

El Cant de la Sibil·la formaba parte de un drama litúrgico medieval representado en el interior de las iglesias en la noche de Navidad. Una celebración muy extendida en la antigua Corona de Aragón, que a partir del siglo XV se incluyó en los Maitines navideños, cantados en la Nochebuena, y que desapareció tras el concilio de Trento. Como excepción, se ha conservado vivo este canto en las iglesias de Mallorca y en las del Alguer, en Cerdeña, en la noche del 24 de diciembre. Precisamente, en 2010 la UNESCO proclamó Patrimonio Cultural Inmaterial el Cant de la Sibil·la mallorquín.

Se trata de una ceremonia muy sencilla protagonizada por la Sibila Eritrea, que como todas las Sibilas eran profetisas de la cultura grecolatina. El niño que la representa entona una profecía referente al Juicio Universal: «Lo jorn del Judici / parrà qui haurà fet servici. / Jesucrist, Rei universal, / home i ver Déu eternal, / del cel vindrà per a jutjar / i a cada u lo just darà». Y tras desgranar las catástrofes apocalípticas del fin del mundo, expresa su esperanza en la Virgen que acaba de dar a luz al Redentor de la Humanidad: «Oh, humil Verge! Vós qui heu parit / Jesús infant aquesta nit, / a vostron Fill vullau pregar / que de l'infern vulla'ns lliurar!».

Numerosos estudiosos han puesto de manifiesto la similitud de este Cant de la Sibil·la con el del ángel de la Mangrana de nuestra Festa d'Elx. El origen de ambos en el canto medieval con evolución popular y ornamentación a base de adornos vocales o melismas explican tales coincidencias. También la sencillez de sus versos y el uso de términos similares nos hablan de una misma época de creación. E incluso el hecho habitual en el teatro medieval de su representación por un niño, como nuestras Marías, por la similitud de su voz blanca con la femenina. Todos estos detalles nos hablan de una misma tradición cultural y religiosa.

También tiene su origen en ese primitivo drama navideño uno de los aparatos aéreos de nuestra obra sacra. En las partes de dicho drama que no pervivieron, se representaba el diálogo entre otra de las Sibilas, la llamada Tiburtina, y el emperador romano Octavio Augusto. Según la leyenda romana del Araceli, perpetuada en una iglesia con igual nombre levantada en el Foro, Octavio Augusto iba a ser aclamado por el Senado de Roma como señor del mundo. Llamada la citada Sibila Tiburtina para pedirle consejo al respecto, ésta le disuadió de aceptar dicho título profetizando el nacimiento del Mesías, auténtico Señor del mundo, y mostrándole una visión de un altar del cielo resplandeciente, el «Ara coeli» o Araceli, que trasportaba en el aire a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos.

Precisamente, el uso de un artefacto escénico iluminado con velas y ocupado por imágenes de la Virgen y el Niño en diversas representaciones, como las documentadas en la Catedral de Barcelona y en la de Valencia, en el siglo XV, dio nombre a dicha máquina aérea. El Araceli fue utilizado abundantemente en el teatro religioso medieval para escenificar apariciones celestiales. Nuestro Araceli o Rescèlica («cosa del cielo»), usado en La Vespra para elevar al cielo el alma de la Virgen, y en La Festa para mostrar la Asunción de María en cuerpo y alma, tiene su origen en estas ceremonias navideñas medievales.

Resulta de gran interés, por tanto, la propuesta local del Cant de la Sibil·la realizada por «Canticum Novum». Aunque en Elche no se conservan referencias a una posible celebración medieval de este drama navideño, su estrecha relación con la música, la lengua y la escenografía de nuestro Misteri resulta evidente. Nuestra felicitación y gratitud ante esta iniciativa que nos permite disfrutar en nuestra ciudad cada año de este antiguo canto, que, como hemos visto, proviene de una tradición común a nuestra Festa d'Agost.

(*) La coral «Canticum Novum», dirigida por Rubén Pacheco, actúa hoy, a partir de las 9 horas, en la parroquia de San Juan Bautista, en El Raval, dentro del programa de las fiestas en honor a la Inmaculada Concepción, organizadas por la Cofradía Sacramental de la Inmaculada Concepción de Elche.