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El teleadicto

Villaviciosa

Llegó, vio y venció. Villaviciosa de al lado se colocó desde el mismísimo viernes por delante de todos los estrenos, producto Disney incluido. En esas estábamos, con el país dividido entre quienes apoyaban el boicot a Fernando Trueba y quienes le defendían cuando, como si todo estuviese premeditado, desde el mismo grupo de comunicación lanzaban su producto estrella. Arrasando que es gerundio.

Cómo me acordé del Festival de Málaga viendo esa cosa en pantalla grande. No quiero ni pensar el brete en que podrían haberles puesto si en lugar de lanzarla en Navidades, los de Atresmedia hubiesen decidido promocionar Villaviciosa en marzo. Menudo compromiso. Porque por mucha Cultura Europea de la que quieran alardear en el lema, por mucho que sus hacedores se empeñen en promocionar la risa como algo sano y necesario, Villaviciosa de al lado nos hace regresar a los territorios del caca, culo, pedo, pis. A los chistes de maricones, putas y negros. Demostrando, a la vista de los buenos resultados en taquilla, cómo gustan esa caspa y ese olor a rancio, contra los que las campañas institucionales pretenden sensibilizar. ¿Recuerdan la serie El sexólogo de Mariano Ozores, que programó Antena 3 pese haber sido producida por TVE, ante los varapalos recibidos? Pues ese es el registro.

Permítanme recordar, sin querer ser demagogo, algo que sucedió esta misma semana en televisión, el martes a la hora de la cena. En Página 2 se les ocurrió entrevistar a Alessandro Baricco y en La mitad invisible a Carmen Calvo. A Baricco lo escuchó un 0'5% de la audiencia y a Calvo un 0'3%, un territorio que empieza a acercarse al cero técnico. Imposible encontrar un termómetro tan fidedigno sobre nuestras apetencias, placeres y curiosidades.

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