Hoy se celebra un referéndum en Italia sobre la reforma constitucional impulsada por el primer ministro, Renzi, que bravuconamente, como ya hiciera Cameron respecto del Brexit, manifestó que dimitiría si triunfaba el no. Eso ha provocado que el referéndum se convierta más bien en un pronunciamiento sobre el apoyo o rechazo a Renzi y a sus políticas, pasando a un segundo plano, para la mayoría de la sociedad, el fondo de la reforma. Se trata de una reforma profunda, pues prácticamente se hace inoperativo al Senado, se reforma la organización territorial y el sistema de distribución de competencias y se refuerza el poder ejecutivo frente al legislativo, que se concentra en la Cámara de los Diputados. Una Cámara cuya composición depende de la aplicación de una ley electoral (Italicum) aprobada en 2015 que prima la gobernabilidad sobre la representatividad, otorgando a la formación política más votada el 55% de los escaños.

Aunque no ha trascendido, la reforma introduce también la promoción de la paridad en las elecciones estatales y regionales ¿Justifica eso que las mujeres apoyen la reforma en su totalidad? Le pregunto a una colega constitucionalista que está en Roma en una estancia de investigación si las mujeres se han posicionado al respecto y me comenta que sí, pero que en general están tan invisibilizadas que apenas están presentes en los debates. La ministra Boschi (coautora de la reforma) afirmó, apelando al voto afirmativo de las mujeres, que en las fotos de grupo de los comités por el no sólo aparecían hombres. Un escrito en ese sentido firmado por 150 mujeres entre las que se encontraban empresarias y representantes institucionales avalaban el sí. Las «Mujeres por el No» reaccionaron enviándole a la ministra una carta abierta con otras tantas firmas. Organizaciones feministas se han posicionado en este mismo sentido. Las razones de su oposición a esta reforma se pueden sintetizar en que no basta con la paridad en la representación, sino que es necesario que se refleje en toda la Constitución (en derechos, sistema económico, etc.).

Este martes la Constitución española cumple 38 años y en la sesión parlamentaria de control del pasado miércoles las preguntas de la diputada Batet (PSC) y del diputado Errejón (Podemos) a la vicepresidenta del gobierno apuntaban a la necesidad de su reforma. La respuesta me dejó preocupada, pues afirmó que reformar la Constitución tiene que ser «una tarea muchas veces poco ruidosa (?) pero mucho más efectiva». ¿Cómo la nefasta reforma del artículo 135 cuya aplicación tanto está castigando a las mujeres? ¿Quiénes van a encargarse de pactar esa reforma? ¿Qué se reformaría? ¿Qué impacto tendría sobre las mujeres? Es indispensable que seamos protagonistas de la futura reforma constitucional o, como en 1978, el consenso se construirá a nuestras espaldas.