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Opinión

Pere Rostoll

César Sánchez se olvida de los municipios

Hace ahora 17 años, la asamblea que la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) celebró en Castellón aprobó la creación de un Fondo de Cooperación Local para compensar a los ayuntamientos por la gestión de competencias que no les corresponden pero que les generan gasto corriente durante su gestión anual. Aquel acuerdo que se remonta a 1999 lo firmaron, entre otros, Eduardo Zaplana, ya con mayoría absoluta del PP en las Cortes, en su calidad de presidente de la Generalitat; y Julio de España, entonces al frente de la Diputación y en aquella época portavoz de los populares en esa entidad que agrupa a los municipios de la Comunidad. Después de más de tres lustros de incumplimientos por parte del PP, el gobierno que comparten los socialistas y Compromís con Ximo Puig como máximo impulsor le puso el cascabel al gato y dotó en sus presupuestos para 2017 -ahora en trámite parlamentario en las Cortes- ese fondo que venían reclamando los municipios con 80 millones, cuarenta a cargo de la Generalitat y la otra mitad por cuenta de las arcas de las tres diputaciones cuya principal misión, cabe recordarlo, debe ser la cooperación con los municipios.

A César Sánchez, presidente de la corporación alicantina y del principal reducto que le resta al PP en la Comunidad, la maniobra le ha pillado entre tres frentes: su talante siempre más proclive al pacto y el diálogo que a la guerra en campo abierto; la presión de algunos de sus más directos colaboradores que le empujan desde hace tiempo a una guerra frontal con la Generalitat; y la necesidad de los alcaldes, que ven en esa partida una oportunidad para disponer de un dinero que les permita contar con liquidez para el «día a día», el principal problema que tienen los municipios. Pero al titular de la Diputación y dirigente del PP se le ha «olvidado» el tono conciliador que exhibió el pasado lunes en Valencia con el presidente de la Generalitat cuando se ofreció a buscar una solución para colaborar y, lo que es más grave, se ha «olvidado» por el camino de las necesidades de los ayuntamientos para echarse en brazos de los sectores más duros del PP que tienen un único objetivo: mantener la llama de la guerra contra el Consell a cualquier precio. Sin importarles la realidad. Pura táctica. Pura estrategia. Y muy poca política de altura.

Liderar no es negarse a todo. Liderar es saber lo que beneficia a la mayoría y tomar la decisión aunque sea a costa de tener que convencer a los tuyos de la necesidad de un proyecto. Y César Sánchez se ha mostrado, hasta ahora, incapaz de ofrecer un relato coherente de su relación con el Consell. Hoy dice una cosa, a la media hora cambia la versión por las medias tintas y al día siguiente, en función del viento de su grupo en la Diputación, declara todo lo contrario. Y en este asunto del Fondo de Cooperación Local hay que dejar las cosas claras: con su decisión de negarse a entrar como sí han hecho en Valencia y Castellón, es la propia Diputación del PP la que «discrimina» a los municipios alicantinos, especialmente a los más pequeños que son los que iban a salir primados en ese reparto. Al presidente de la institución provincial y a parte de su equipo les ha podido más conservar el anillo de poder que concede seguir repartiendo el dinero con el sistema arbitrario aplicado hasta ahora por la Diputación, que un modelo objetivo por población. Así que estaría muy bien que el PP de la Diputación, con César Sánchez a la cabeza, empezara a hacer política y se dejara de guerras. Es lo que toca.

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