Convendría recordar que en los primeros años del VIH/sida, en los años ochenta se conocieron ya en España los primeros casos, no se disponía de la prueba que permitía saber si una persona estaba infectada por este virus. Fueron años de confusión, ignorancia, prejuicios absurdos. El movimiento ciudadano antisida y algunas administraciones insistieron en la necesidad de la prevención como la única herramienta posible ante la ausencia de tratamiento. El sida era igual a muerte. Las personas con prácticas de riesgo habituales y otras aunque fueran eventuales, ¿qué se les podía ofrecer? Si estaban infectados estaban condenados, y si estaban infectados a la preocupación por la salud había que agregar el rechazo social, el estigma. Sólo en algunos centros de salud, cuando se contó con la prueba, se hacía de manera confidencial y también anónima. Se temía más a la marginación que a la enfermedad. Asimismo, fue un periodo en donde se impuso la teoría del periodo silente, que el virus «dormía» y en un momento dado se multiplicaba, se hablaba del seropositivo sano, cuando desde el contacto infeccioso comenzaba a dañar el sistema inmunológico, proceso que no se manifestaba un tiempo después. Los infectados no sabían que lo estaban.

Actualmente se dispone de tratamientos muy eficaces, el VIH/sida se ha convertido en una enfermedad crónica, compleja, con diversos efectos secundarios. Así y todo la idea de que el sida se cura se ha popularizado y a eso contribuye la falta de información, de campañas y también de formación. Es absurdo pensar que un folleto o una charla es suficiente. Por ejemplo en el ámbito escolar la educación para la salud y la educación sexual deberían impartirse como las matemáticas o el inglés. El sida ha desaparecido de los medios de comunicación, sólo se recuerda cuando se conmemora el día mundial del sida, el primero de diciembre. Dada la situación actual en la que no disminuye el número de afectados, es necesario motivar a la población a realizarse las pruebas de VIH adquiriendo así un compromiso con su propia salud y con la de la comunidad y facilitando una detección precoz especialmente valiosa en cuanto a la posibilidad de ofrecer a las personas afectadas el tratamiento indicado, aumentando su eficacia cuanto antes se administre. Especial relevancia adquiere que este proceso se realice con una metodología adaptada a las características de los diversos colectivos sociales, con mensajes, imágenes y unas pautas de participación y funcionalidad que delegue en ellos la responsabilidad de decisión para desarrollar las actitudes y comportamientos necesarios para prevenir el VIH/sida y que les ayudará a salir de dudas.

La política del Partido Popular de recortes de la sanidad pública, la privatización, el despido de personal, el no reemplazo de las bajas, está perjudicando la prevención de esta enfermedad y de otras.

Sólo una estrategia global puede contener esta pandemia, que incluye además disponer de un seguimiento epidemiológico eficaz. En España no se sabe epidemiológicamente qué está pasando, tendencias, cuáles son las prácticas de riesgos más habituales. Es necesario una alianza entre el mundo sanitario y la sociedad, y presionar a las autoridades para que se muevan, para que actúen.

Se estima que existen en el país más de 120.000 personas infectadas por el virus y no lo saben. Las pruebas son confidenciales, voluntarias y gratuitas. No cuesta nada salir de dudas (Centro Información y Prevención del VIH/sida e ITS-CIPS, Alicante. Teléfono gratuito: 900 702 020).