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F. J. Bernabé

Otra pérdida de confianza

Esta vez al alcalde de San Vicente del Raspeig, el socialista Jesús Villar, se lo han puesto más fácil, dentro del continuo estado de crisis en que parece que está instalado el cuatripartito que intenta liderar. En esta ocasión no ha tenido más que atender la solicitud de sus socios de gobierno de Sí se Puede y retirar las competencias por «pérdida de confianza» a otra edil, Auxi Zambrana, aduciendo motivos «meramente disciplinarios» que no han querido desvelar. En el pleno del mes pasado fue el PSOE quien le llegó a pedir la dimisión ante la negativa de la responsable de Recursos Humanos y Contratación a firmar el decreto para poder pagar los 41.000 euros de productividad a la Policía Local por los trabajos extraordinarios de las pasadas fiestas por considerarlo ilegal y que finalmente rubricó el propio alcalde. Zambrana mantiene acumulados media docena de contratos sin licitar que le están costando un dineral a las arcas municipales y todo el mundo parece que la mira como responsable de no agilizar los trámites, incluso de entorpecerlos.

El episodio es uno más de los que se acumulan entre los socios de un cuatripartito que de cara a la galería pretenden dar la sensación de que se llevan bien, pero que no dejan de evidenciar que cada uno va a lo suyo y le importan más bien poco los problemas del resto. Y mira que parece que lo intentan. Reuniones y más reuniones para mantener un acuerdo que todos dan por inalterable pero con nuevas condiciones de todos y cada uno de los socios. La más reiterada, la de Compromís, que quiere que Villar devuelva las competencias a su compañera de partido Isalia Gutiérrez. En esta ocasión, la decisión la tomó el alcalde -y la mantiene- por la pérdida de confianza en la edil de Sanidad por las presuntas irregularidades administrativas en la contratación del servicio de talleres, cursos o charlas en centros docentes a una asociación cuyo presidente es miembro de la Ejecutiva de su mismo partido, el ya famoso caso Psiconox.

Y como lo que debería ser excepcional se adueña ya del día a día, San Vicente se mueve muy lentamente y la gestión municipal se ve entorpecida y en ocasiones hasta paralizada. En la calle, la situación ya empieza a ser un clamor y en el PP se frotan las manos. Qué bien se ven los toros desde la barrera.

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