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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

La llamada misteriosa

Escucho el espacio en el que los oyentes cuentan sus peripecias a Carlos Herrera, alrededor en esta ocasión de esos «partos en lugares inverosímiles». El popular conductor da paso a una intervención a los acordes de «¡Antonio, buenos días!», a lo que el espontáneo interlocutor repone: «Hola, Carlos, buenos días». «¿Qué tal, hombre, qué tal?». «Pues, bien gracias a Dios. Por cierto, eres un crack pero no te dejes atrás tu equipo». Fue acudir esa voz a mis oídos, con un acento tan personalísimo, suelta de halagos incluida, y, sin haberse situado aún la llamada, me dije: «¡Pero si este es Alperi!».

Seguí el testimonio sin pestañear y, tras narrar cómo su mujer rompe aguas del tercero a finales de los setenta en plena madrugada, menciona que deja a los mayores con una vecina del inmueble donde vivían en el centro de... ¡Alicante! ¡Ay, Madre del Amor Divino! Pero si es un compuesto de Luis y Bernardo, ¿cómo que Antonio? Cuando detalla que, al sentarse en el coche su mujer le dice «¡No puedo, no puedo, ya está aquí!», pongo definitivamente la mano en el fuego porque, salvo que me haya vuelto tarumba, el deje delata a quien estaba a punto de ser presi de la Dipu por esa época y alcalde más tarde de la ciudad en cuestión la tira de años, con mucho material detrás, incluido el del relato que es para no perdérselo.

Resulta que, mientras ayuda a entrar a su mujer en el utilitario, unos mozos se acercan creyendo que la agredía y, al decirles lo que pasaba, quedaron cual estatuas de sal. Con la parturienta de pie, mete la mano el padre, la niña sale disparada con la suerte de que da contra ropa interior y no cae de cabeza sino rodando; el padre la coge, se le resbala... ¡debajo de otro coche!, de donde logra envolverla en una manta y, desde la recepción de un hotel cercano, vuelve a telefonear al ginecólogo quien, creyendo ser víctima de la impaciencia, le contesta: «Bueno, Luis, que ya voy».

La última que trajo con sus manos al mundo... de la política sale a él. Menudas grabaciones deja para la historia la criatura.

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