Vienen por aquí la señora Bonig y el señor Císcar, proclamando que van a analizar los presupuestos de la Generalitat para Alicante y a anunciar decisiones de calado en rueda de prensa, y uno espera inocente que vengan preparados, cargados de datos, cifras, comparaciones, gráficos o razones€ pero lo que traen y escopetean es un híbrido de consignas partidistas en formato Trump, tan alejado de la realidad como contrario a los intereses de los alicantinos. Sin rigor ni respeto a la verdad, sueltan cuatro números que no soportarían una comprobación siquiera superficial y aconsejan empeorar las cosas para los alicantinos, como suena. Es su política de tierra quemada para intentar ganar elecciones al grito de cuanto peor, mejor; pero también la señal de que este es un buen presupuesto, difícil de criticar desde una postura seria.

La señora Bonig, tira de abucheo como argumento y, en puro estilo pugilístico, se queda en las (malas) formas para demostrar que no se ha molestado en estudiar los presupuestos, y menos aún la parte que corresponde a Alicante. Se limita a coger una anécdota y a hacer demagogia con ella. Recurre a la Guerra Civil y a las fosas (de paso ofende y desprecia leyes y personas) para hacer un relato de brocha gorda con cifras del proyecto del túnel de la Serra Grossa, una obra vital para Alicante, que el gobierno que preside Ximo Puig ha desatascado y que el PP tenía parada desde 2011. Y eso es todo lo que corresponde a Alicante en tan profundo y subterráneo análisis. El resto son inventos para escandalizar, del tipo Ultimátum a la Comunitat, basados en mentiras. No ha llegado a la parte donde pone que ese proyecto en concreto tiene más de nueve millones de euros detrás y que la obra durará tres años. Tampoco encontró la página que explica que en total habrá 400 millones para nuestra provincia en Inversiones y Transferencias, y se le ha pasado que el 33% de eso es para pagar algunas obras que el anterior gobierno dejó a deber (avenida de Dénia, paseo de Benidorm€). No estudiarse los presupuestos es una dejación y un desprecio a los alicantinos por parte de la líder del primer partido de la oposición.

Ese túnel que paralizaron, la Volvo Ocean Race, ahora de y para todos, el TRAM Calpe-Dénia abandonado por ellos, el Centro Cultural de Benidorm que el anterior Consell dejó en esqueleto, las obras del postrasvase, los tres ARRUs de la provincia, reformas de centros sanitarios, depuradoras, hospitales, centros educativos y así hasta 400 millones el año próximo. Todo ello estaba justo en los folios que la señora Bonig se debió dejar en su coche oficial.

Por su parte, el señor Císcar, mucho más eficiente, en tres frases lanza datos falsos, da consejos envenenados (ojo a la Dipu de los líos) a César Sánchez, ignora leyes orgánicas, se desoye a sí mismo cuando estaba en el gobierno, reta al Consell a otra larga, inútil y perdida guerra de tribunales y predica (¿estoicismo patriótico?) que los ayuntamientos de la provincia deben recibir menos dineros que los de Valencia, cuya diputación sí colabora con el Fondo de Cooperación Local.

Total, que quienes paralizaron lo público pero no las comisiones, la corrupción o las comilonas, han bajado a darnos una clase magistral: de irresponsabilidad.