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Javier Mondéjar.

El indignado burgués

Javier Mondéjar

El pirómano gasolinero

Por más que pienso no se me ocurre lío mayor que el urbanismo de Alicante. Hasta hacer el muro de Trump con México me parece más sencillo que aplacar las desavenencias y los egos que están lastrando la planificación de la capital. Menos mal que casi nadie espera nada de Alicante, porque la provincia la descuenta como un mal necesario y los posibles inversores de categoría buscan lugares menos conflictivos, que hay para aburrir en el mundo sin tener que lidiar con una tricefalia. Y si yo fuera sueco me hubiese ido a Sant Joan o a San Vicente y les hubiese preguntado: «Señores/as, ¿quieren ustedes un Ikea para dar relieve, postín e ingresos a su municipio? Y muy tontos serían los munícipes si no les hubieran puesto la alfombra roja de las grandes ocasiones. ¿Se acuerdan del Pryca?, pues lo mismo treinta años después».

O sea, que sigue siendo un quilombo del trece. Por si era poca la herencia recibida de los Alperi, Castedo y Ortiz -perejil de todas las salsas- sólo nos faltaba el «pirómano gasolinero» para acabar con cualquier viso de planificación razonable o de entendimiento entre, digamos, sensibilidades diferentes. Por lo visto él, en su infinita sabiduría, tiene un plan para esta ciudad. Bien es verdad que para ser sinceros, necesitará -a no ser que Podemos y sus franquicias consigan asaltar los cielos- del apoyo de los otros dos miembros del tripartito que no tienen pinta de tragar con esas ideas y, segundo, que se le acaba el tiempo porque mientras discutimos si son galgos o podencos se acerca proceloso el fin de la legislatura y todo puede caer como un castillo de naipes.

Resulta que ahora el problema del urbanismo alicantino es la falta de funcionarios, cuando yo, con estas orejitas, les he oído barbotear barbaridades de la vagancia funcionarial de los enchufados del pepé, que en ciertos momentos y para determinadas gentes los sufridos trabajadores municipales eran tipos y tipas sumisos a Castedo que vivían para el café de media mañana, la lectura de diarios y los asuntos propios. Ahora, cuando es su responsabilidad, se dan cuenta de que los funcionarios son imprescindibles para que una administración funcione y se escudan en la falta de personal cuando les reprochan que no han movido ni un papel. ¿O es que quizá preferirían sustituir a los que hay, herencia de otros tiempos, por amiguetes y así?

Duplicar las administraciones es, desde los tiempos de Galdós, la táctica de los nuevos gobernantes, que no pueden echar a los antiguos pero sí construir una muralla de fieles con nuevos. Bien es verdad que en estos tiempos de intervención estatal de cuentas, haberes y contratos, este sueño dorado de funcionarios «propios» es tan utópico como que Ikea se vaya a donde a ti te apetezca, y a ser posible lejos de terrenos de Ortiz y allegados, como si hubiera alguna tierruca en Alicante de semejantes dimensiones que no fuese de Ortiz y allegados?

Y luego lo de la gasolinera de la Santa Faz. Desde el scalextric hasta mi casa en Sant Joan esquina con Campello, hay seis gasolineras en un sentido de la marcha y otras dos en diferentes grados de construcción. Según San Google, hay 10,7 kilómetros entre un punto y otro y, ya digo, ocho gasolineras. ¿Es necesario hacer una más y concretamente una a la entrada del Caserío de la Santa Faz? ¿Nos vamos a quedar sin combustible en ausencia de esa imprescindible gasolinera que ha aprobado Pavón en contra de la opinión de otros grupos políticos del ayuntamiento que consideran que es una barbaridad? Pues así está la cosa ahora mismo. Argumentando que es un acto reglado y que no tiene más remedio que conceder sus bendiciones, un recinto histórico y emblemático para todos los alicantinos va a tener en primera línea de Romería una gasolinera. Genial. No quiero ser sacrílego ni ofender creencias, pero me temo que la Santa Faz va a necesitar ayuda, porque los pirómanos y las gasolineras se llevan de maravilla y está claro que otra cosa no, pero sembrar incendios se le da de miedo a este vicealcalde (me encanta el título aunque no se siquiera si puede ser oficial o es un enjuague más para dejar clara a la plebe que en la santa trinidad tanto pinta dios como el espíritu santo).

Lo cierto y verdad es que no tiene pinta que entre Compromís, el PSOE y Guanyar se vayan a poner de acuerdo ni en el color de los uniformes de la policía municipal y mucho menos en un tema con tantas aristas como el modelo de ciudad. Y ya lo de Ikea es de traca, con el alcalde diciendo que la cosa urge, que el Plan General no estará acabado hasta dentro de siete años y hay que buscar soluciones como sea y el otro que si no les conviene a los suecos que se busquen otro sitio más sencillo, pero que él necesita personal. A ver si alguien le hace caso y le da personal, porque está claro que sin tener ejércitos propios no se ganan guerras. Imagino que en la central de Ikea en Estocolmo estarán encantados con Alicante y nos mencionarán siempre como un modelo de ciudad seria en la que las trabas burocráticas no impiden nunca el normal desarrollo de los proyectos.

¿A ustedes no les aburre el tema?

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