Aquello de tener los ojos abiertos en Alicante, tiene sus consecuencias. Hay solares, en el mismo centro, que son, en sí mismos, una llamada a hacer algo, casi un grito a la utilidad o a lo contrario.

Desde que comenzó esta interminable crisis han aflorado algunos solares por diferentes zonas de la ciudad, otros ya estaban. Algunos tienen carteles de «Próximamente aquí edificio fantástico», pero el edificio tarda. También hay lonas cubriendo edificios con textos como «¡Ya! aquí magnífica construcción», pero lleva la lona 19 años? y no tiene pinta.

Esos solares son los mismos que vemos en las películas donde juegan al baloncesto, hay mesas de ajedrez o son centro de reunión de vecinos, mercadillos o incluso cines de verano o lugares de clases de baile colectivas.

Por lo menos se acondicionan, se arreglan, se abren, se usan, se disfrutan, pueden dar trabajo, se pone una terraza, un quiosco, un pipican, un juego de niños, una librería itinerante, un centro de adopción de mascotas, un lugar de exposición de arte, de expresión de cultura, de expansión o cualquier otra cosa que se les ocurra a asesores sapientísimos o a líderes de opinión, incluso podría convocarse un concurso de ideas entre los vecinos y comercios de la zona. Lo cierto es que con nuestro clima aquí tendrían utilidad todo el año.

¿Original? No, seguro que ya está inventado, pero seguro que aquí no se ha puesto en práctica. A cambio de no pagar contribuciones podrían ponerse estos espacios al disfrute de todos y crear nuevos lugares vivos donde sólo hay escombros. No parece difícil, pero seguro que hay mil impedimentos que lo hacen inviable. Suprímanlos.