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José Emilio Munera

Ganar antes que agradar

Un cañonazo de Chechu Flores desde 30 metros certificó ayer un triunfo vital para el Hércules, que se sitúa tercero a cinco puntos del sorprendente líder Alcoyano, al que visitará dentro de dos jornadas. El zapatazo de Chechu -único jugador del partido que remató a puerta- fue lo mejor del encuentro, junto a la solidez defensiva del equipo, que sumó su tercer partido consecutivo sin encajar. Debe de estar contento Tevenet, partidario de esa gran verdad del fútbol, según la cual, lo importante es la victoria. «Ganar antes que agradar», en palabras del técnico sevillano, que ayer volvió a apostar por el talento con Javi Flores y Miñano de entrada, pero el buen juego se vio con cuentagotas, apenas durante 20 minutos mediado el primer tiempo. Frente a uno de los equipos que mejor defiende de la categoría -el Levante Atlético llevaba cinco jornadas seguidas sin recibir ningún gol-, al Hércules le volvió a costar imponer su juego. Con el mediapunta cordobés renqueante desde el inicio, tardaron más de 20 minutos los de Tevenet en crear peligro por medio de Chechu. Cargaban una y otra vez los locales por la derecha con desmarques del jiennense y de Gaspar, pero volvían a adolecer de falta de remate. El equipo está romo en ataque y lo paga domingo tras domingo. De modo que el partido entró en una fase de dominio sin autoridad y sin pegada de los blanquiazules, que sufren poco en defensa, pero generan muy pocas ocasiones de gol, pese a disponer de mucha posesión con Checa y Miñano. En este apartado, la ausencia por lesión de Nieto deja muy cojo al grupo. Con este panorama habitual tantas tardes -casi una foto fija de la temporada- y con el filial levantinista muy cómodo en el partido, tuvo que reaparecer la mejor versión de Chechu para agitar el partido y sacar a Tevenet de un serio aprieto. Atento en el balcón del área, el extremo -que ayer jugó mucho por el centro- cazó con violencia y precisión un rechace a botepronto para sellar la victoria y relanzar las opciones del Hércules. En un equipo con tan poco gol, es vital la aportación de la segunda línea. Una vez abierto el muro del Levante, Tevenet reforzó el eje defensivo, pero sus hombres no supieron al final ni aprovechar a la contra los espacios que dejó el rival, ni mantener el balón para evitar sobresaltos. Lo dicho: ganar antes que agradar.

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