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Joaquín Rábago

Los impuestos ridículos de las multinacionales

Hay noticias que, por escandalosas, deberían ser titulares de periódicos y noticiarios en lugar de quedar relegadas en muchos casos a las secciones de economía.

Por ejemplo, las relativas a la elusión fiscal de las empresas, y no me refiero al caso ya conocido de Apple, que sólo pagó un 0,005 por ciento en impuestos gracias al trato de favor de Irlanda.

Ni son tampoco sólo las multinacionales estadounidenses como Apple, Google o Amazon, las que recurren a todo tipo de trucos fiscales para rehuir el pago de impuestos en perjuicio de los ciudadanos.

Las hay también europeas como Fiat, que se ahorró impuestos millonarios al tributar en Luxemburgo, o la francesa Engie, antes conocida como GDF Suez, a la que investiga también la Unión Europea.

El último caso del que hemos tenido noticia es el de BASF, cuarta empresa alemana en capitalización bursátil, que sólo ha pagado un 0,035 en impuestos.

Los Verdes alemanes en el Parlamento de Estrasburgo - siempre son ellos quienes se ocupan de investigar esas cosas- han encargado un análisis del comportamiento fiscal de la empresa.

Los encargados de la investigación analizaron los balances anuales de las filiales de BASF en cuatro "paraísos fiscales" empresariales: Holanda, Bélgica, Suiza y Malta.

Y llegaron a la conclusión de que la multinacional alemana pudo haberse ahorrado, según el diario Süddeutsche Zeitung", hasta 923 millones de euros en impuestos.

Es sólo un cálculo basado en los datos disponibles porque los modelos fiscales utilizados y el pago de impuestos son secretos comerciales.

BASF insiste, claro está, en que todo es legal: los impuestos son un factor más de costo, y la empresa se debe a sus accionistas.

El año pasado, la multinacional alemana obtuvo unas ganancias de 1.200 millones de euros, de los que 77 millones corresponden a su producción química, y el resto a diversos negocios en todo el planeta.

BASF Nederland BV, con sede en Arnheim, localidad holandesa cerca de la frontera alemana, es la empresa matriz de 38 filiales repartidos por distintos países.

Las ganancias que obtiene BASF en todo el mundo no van a la matriz alemana, sino a esa filial holandesa, donde pagan el mínimo de impuestos, como demuestra ese ridículo 0,035 por ciento.

La Comisión Europea dice querer evitar la evasión o elusión fiscal continuada de las multinacionales y para ello ha propuesto una ley que unificaría las ganancias obtenidas en todo el mundo y por las que luego tributan.

Pero es una ley que tiene que ser aprobada por todos y cada uno de los países de la UE, y es dudoso que Irlanda, la principal beneficiada por esas prácticas, le dé su visto bueno.

El que antes llamaban algunos con admiración "tigre celta" debe buena parte de su prosperidad al establecimiento en el país de multinacionales extranjeras deseosas de pagar el mínimo de impuestos.

Pero, como demuestra este nuevo caso, Irlanda no parece estar sola en la defensa de ese modelo de negocio que tanto perjudica a otros.

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