Existe una extraña costumbre en los estudiosos de las estadísticas de intentar que los ciudadanos se pronuncien por el orden de los servicios públicos que consideran más necesarios para la convivencia y, por ello, en ocasiones vemos un ranking de los más importantes por orden de preferencias. Olvidamos, sin embargo, que los servicios públicos que precisan cada día los ciudadanos son todos necesarios e imprescindibles y, según el momento que sea, a unos nos hacen falta unos más que otros. Pero esto es cambiante y dependerá de la necesidad a que se ajuste el problema que cada uno de nosotros tenga.

Pero lo que está claro es que hay cuatro que son esenciales hoy en día, como son la educación, la sanidad, los mecanismos para la obtención de empleo y la justicia, sin los cuales la sociedad no puede funcionar. Dependiendo de cada momento en nuestra vida unos nos serán más necesarios que otros, porque la educación es un servicio esencial ahora mismo en el que se precisa trabajar por encima de todo desde los primeros años de nuestros jóvenes para enseñarles lo que deben hacer y lo que no deben hacer.

Señalaba recientemente con acierto el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, a raíz del congreso de violencia doméstica y de género celebrado en fechas recientes en el Palacio del Senado, y en el que tuve la ocasión de participar como ponente, que hay que trabajar la prevención en la violencia de género desde las escuelas. Hay que insistir en el mensaje de igualdad y de respeto en los adolescentes como vía eficaz y eficiente de afrontar el grave problema que sufren muchas mujeres por parejas que o no han aprendido suficientemente bien estos mensajes o no los quieren aprender, y ante los cuales el sistema punitivo debe actuar. Por ello, la educación desde la base se nos presenta imprescindible para mejorar las condiciones de respeto en nuestro país.

Pero también la sanidad es importante. Y con unas mayúsculas de campeonato. Este es un servicio público que muchos ciudadanos pondríamos en el número 1 si hubiera que hacer esa encuesta de preferencias, porque por mucho que queramos avanzar y mejorar la sociedad, como no estemos sanos para ello poco o nada podremos hacer. Así las cosas, los que hemos tenido la oportunidad de acudir a un servicio público médico estaremos de acuerdo en que debe estar dotado de los mejores profesionales -de ahí el error de pretender jubilar a los mejores médicos, que ha sido resuelto favorablemente a ellos por el TSJ, dándoles la razón frente a la jubilación obligatoria a los 65 años- y los mejores medios materiales. La sanidad debe tener el suficiente apoyo para que los ciudadanos puedan seguir avanzando día a día y los medios deben ser los máximos. No podemos tener una sanidad sin buenos profesionales y con pocos medios y los nuestros están suficientemente formados para afrontar el reto de una sanidad eficaz, pero hay que darles medios y ayudarles a hacer bien su trabajo, porque depender de la buena voluntad de los profesionales tiene siempre un límite.

Por otro lado, la mejora de las condiciones del empleo y la creación de puestos de trabajo pasa por un elemento fundamental cual es dar facilidades a los emprendedores y a los empresarios que quieren abrir negocios para poder hacerlo y no estar siempre poniendo una traba tras otra, como si la aspiración de querer abrir una empresa, por pequeña que sea, fuera un pecado o una barrera insalvable que superar. Tenemos que darnos cuenta de que a quien toma la decisión de abrir un negocio hay que ayudarle y no hundirle en sus aspiraciones por crear empleo y dar puestos de trabajo. Sin embargo, la realidad nos presenta un cuadro realmente decepcionante en muchas localidades donde parece que lo que se pretende es que los ciudadanos no creen empleo y abandonen en sus proyectos ilusionantes ante la falta de ayudas y constantes trabas para todo. Por ello, sobre este tema también debería haber un pacto de Estado para potenciar y ayudar a los emprendedores en lugar de hundirles.

Por último, la justicia es un servicio público de primera necesidad y ese anhelado pacto de la Justicia es una expresión que llevamos escuchando desde tiempo inmemorial, pero que en la actualidad parece más una realidad por las pruebas y evidencias demostradas por el actual titular de la cartera de Justicia, Rafael Catalá, que en los 13 meses de la pasada legislatura ha mejorado más la justicia que todos sus predecesores. Y que no haya levantado recelos en nadie su renovación ha sido algo que pocos o ninguno ha podido conseguir. Nos espera, por ello, una legislatura densa y en la que tenemos que ser rápidos y eficaces, porque los temas que hay en cartera para sacarlos adelante son muchos e ilusionantes ante el reto de conseguir un país unido y que mire hacia adelante no hacia atrás.