Mientras el personal se define y decide si en el próximo congreso nacional se autoproclama seguidor de Soraya Sáenz de Santamaría o «hooligan» de María Dolores de Cospedal -algo que sospecho no harán hasta que quede claro cuál de las dos damas de hierro del PP saldrá reforzada del cónclave en el que Mariano Rajoy debe empezar a marcar el camino de la renovación-, los dirigentes populares de esta provincia se dedican a tentarse la ropa y evitar cualquier desliz que les haga caer en desgracia antes de tiempo. Las suspicacias son tantas que hasta una reunión del presidente provincial, José Císcar, con la militancia está siendo motivo de análisis y lectura entre líneas. Si bien es cierto que convocar esta tarde a los afines del PP para agradecerles ahora el trabajo desarrollado en las pasadas elecciones generales de junio no ayuda precisamente a pensar en otra cosa que no sea el ruido de sables, lo que más ha llamado la atención es que el convocante del encuentro sea Ginés Lifante, uno de los presidentes locales, y a la sazón marido de Asunción Sánchez Zaplana, senadora y aspirante a controlar el PP en la capital. Seguramente Císcar sólo pretende, con el acto, insuflar ánimos y agrupar a la tropa, pero no estaría de más que evitara malos entendidos... salvo que se haya decantado ya por uno de los aspirantes a dirigir el partido en Alicante.
