La grieta, entre animales salvajes
Teatre Arniches de Alicante
De Gracia Morales y Juan A. Salvatierra. Producción: Remiendo Teatro. Dirección: Julio Fraga.
A partir de la premiada webserie La grieta, los autores han aprovechado lo mejor de la misma para crear el texto que acaba de verse en la Muestra de Teatro Contemporáneo. El realismo y el irrealismo se unen con tintes naturalistas y experimentales en el ámbito de una casa rural en la que los tres personajes acuden con el objetivo de evadirse de la rutina diaria de cualquier ciudad. De desahogarse y de reponer las pilas antes de volver de nuevo a la frustración, al acomodo o a la monotonía. Y sin que nada vaya a cambiar en el fondo. Buscan un poco de caos y destrucción, y saltan las discrepancias intrascendentes pero con escenas que empujan a profundizar más allá de la epidermis. Que solicitan la participación del público en ese aspecto. Así, la compañía granadina Remiendo Teatro asume La grieta, entre animales salvajes, de Gracia Morales y Juan Alberto Salvatierra, quienes lograron el galardón a la mejor autoría en los IV Premios Lorca Teatro Andaluz 2016. Se extreman algunas actitudes llevándolas al límite o traspasándolo de forma un tanto inverosímil, y nos asalta «el salvajismo de nuestro momento actual» mediante esos tres colegas. Como metáfora de la sociedad en la que se vive. Los intérpretes Piñaki Gómez, Antonio Leiva y la argentina Larisa Ramos se compenetran perfectamente y sintonizan muy bien con lo que hacen bajo la intensa dirección de Julio Fraga. La distensión, la intriga y las tensiones sostienen el pulso de esta pieza fragmentada con la creatividad de sus trazos simbólicos y de una historia que se bifurca en situaciones paralelas donde es posible ver que la misma jugada podría ser de otro modo o tener resultado distinto, tal y como ocurre en la propia realidad y en la película, por cierto, Dos vidas en un instante. Cosas del azar, de la fuerza del destino o de la toma de decisiones en la relación humana y en la supervivencia social. El egoísmo, la irresponsabilidad, la resignación o las agrietadas relaciones se interpretan convincentemente, consiguiendo que la tela de araña envuelva a los espectadores. A ello contribuyen la iluminación, el espacio sonoro y escenográfico. Destacar igualmente el nivel de seducción y sinceridad de la actriz Larisa Ramos.
