Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan R. Gil

Valenciano y madurez

La primera vez que Mónica Oltra compareció en un acto público en Alicante para explicar su visión de la Comunidad Valenciana, Compromís me pidió que fuera su presentador ya que había sido el Club INFORMACIÓN el que la había invitado. Nada más comenzar a hablar, uno de los asistentes, al que secundaron varios más, me increpó por no dirigirme al público en valenciano. Tuve que interrumpir mi intervención para explicarle a aquella persona que gritaba desde el fondo de la sala que mi lengua materna era el castellano pero que, a pesar de que el acto se celebraba en el recinto del periódico del que entonces era director y que había sido Compromís quien me había pedido que acompañara en el estrado a la líder de su partido, no tenía inconveniente en marcharme si así lo querían los asistentes. No fue necesario, porque a Mireia Mollà, que estaba en primera fila, le bastó ponerse en pie y mirar a los alborotadores para que se callaran ipso facto. Por su parte, la hoy vicepresidenta del Consell tomó la palabra para decir que a ella le parecía bien que yo hablara en castellano, del mismo modo que sabía que a mí me parecía magnífico que ella luego interviniera en valenciano. Obviamente.

Luego vinieron las elecciones autonómicas y Compromís obtuvo un magnífico resultado: logró ser la primera fuerza de la izquierda en la provincia de Valencia y el gobierno municipal del Cap i Casal. Pero a pesar de obtener unas cifras históricas no consiguió dar el sorpasso en el conjunto de la Comunitat al PSPV entre otras cosas porque en Alicante quedó diez puntos por debajo de los socialistas. De no ser por eso, Oltra sería hoy la Molt Honorable y Ximo Puig su segundo.

Tuve la oportunidad hace unos meses de compartir un almuerzo con el conseller de Educación, Vicent Marzà, dirigente del Bloc Nacionalista Valencià, uno de los tres partidos que forman Compromís. Durante todo el tiempo, Marzà habló en valenciano, yo en castellano y el tercer comensal, el conseller también de Compromís Manuel Alcaraz, hizo algo muy común en estos casos: alternó las dos lenguas para dirigirse siempre a Marzà en valenciano y a mí en castellano. Lo segundo no hacía falta. Pero le salió natural.

He recordado todo esto al leer la información que hoy publicamos sobre el decreto que Marzà tiene preparado para ordenar a todos los funcionarios que se dirijan siempre a los ciudadanos en primer lugar en valenciano, aun cuando el territorio en el que se encuentren esté considerado zona castellanoparlante. El decreto tiene su origen en un documento elaborado por Francisco Camps cuando el PP gobernaba la Generalitat, que luego se guardó en un cajón ante las dudas que surgieron en el propio PP sobre la conveniencia de su aplicación. Compromís lo ha renovado y quiere ahora convertirlo en norma de obligado cumplimiento.

Me temo que, una vez más, se está creando un problema donde no lo hay. Generalmente, los funcionarios de la Generalitat se dirigen a los ciudadanos en muchos lugares de Alicante en castellano al iniciar una conversación. Pero en Valencia, y esto es algo fácil de comprobar, lo hacen en valenciano. Allí no ha habido demasiados conflictos por eso y tampoco en Alicante por lo contrario, más allá de algún incidente aislado que se ha saldado siempre con el correspondiente expediente.

El Consell puede ahora tratar de forzar otro uso. Pero fracasará, como a la larga fracasan todas las imposiciones. La norma no se asentará allá donde la lengua no lo esté ya, se elevará de forma innecesaria la tensión entre los contribuyentes y la Administración que debería estar a su servicio en varios zonas de Alicante y -mucho o poco, eso da igual- crecerá el desapego hacia la Generalitat en buena parte de una provincia en la que los experimentos deberían hacerse con gaseosa. Dicen los que han preparado el texto legal que la sociedad «está madura» para aceptarlo. Se ve que no han reparado en que lo que va a ponerse en cuestión no es la madurez de los ciudadanos para conducirse, sino la de algunos de ellos para gobernarles.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats