El Pleno en el que Rajoy fue investido como Presidente comenzó con un minuto de silencio por las mujeres asesinadas por el terrorismo machista. Bueno, por todas no. Sólo por las que encajan en la escueta definición de la violencia de género de la Ley Orgánica 1/2004, que son las asesinadas por sus parejas o exparejas, lo que deja fuera a la adolescente asesinada en Chella recientemente, por ejemplo. Simbólicamente fue, quizá, un guiño a uno de esos «150 compromisos para mejorar España» que firmó con Ciudadanos y que se refiere al impulso de un Pacto de Estado Contra la Violencia de Género (compromiso número 74). Seguro que a Ciudadanos les vale, vistos sus antecedentes y el contenido concreto y global del documento firmado. Pero no engañan. No, al menos, a las activistas feministas que nos manifestamos en Madrid masivamente, mañana hará un año, contra todas las violencias machistas y que reclamábamos un Pacto de Estado Contra las Violencias Machistas que nada tiene que ver con lo firmado y actuado por este Gobierno viejo recién estrenado y su no menos viejoven apoyo. No nos engañan a las que denunciamos y combatimos cotidiana y constantemente la pasividad, la indiferencia y/o el desprecio de las instituciones, de los medios de comunicación y de la sociedad ante las múltiples manifestaciones de la desigualdad de mujeres y hombres, ya sean éstas percibidas como más o menos violentas. Porque la violencia machista, en sus múltiples formas de manifestarse, no es más que la evidencia de la desigualdad persistente. Y este Gobierno, con su Presidente al frente, o no lo entiende (que es estulticia) o no quiere entenderlo (que es malicia). Así, al menos, lo ha demostrado hasta ahora. Y no parece que vaya a cambiar la cosa.

Para erradicar la violencia, es necesario construir igualdad y no es eso lo que se desprende de la primera actuación del Presidente del Gobierno: proponer a quienes van a integrar el Gobierno. Ocho hombres (si contarlo a él) y cinco mujeres. En desarrollo de la Constitución, con la que tanto se ha llenado la boca Rajoy, se aprobó la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, cuyo artículo 16 dispone que «Los Poderes Públicos procurarán atender al principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en los nombramientos y designaciones de los cargos de responsabilidad que les correspondan». No sólo no ha procurado lo que marca la ley, a cuyo cumplimiento está obligado, sino que, además, ha puesto al frente de una de las carteras ministeriales que más afectan a las mujeres a una Ministra que reniega de la igualdad y de los mecanismos que la procuran. Esto ha sido el primer retrato. Habrán más y lo sabemos. Estamos preparadas. Y somos muchas.