Nos sorprendió el comienzo de la semana con una grata sorpresa. Desde el miércoles 2 del presente mes hasta ayer mismo se ha venido celebrando la I Semana Cultural Taurina Oriolana, organizada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la localidad con la colaboración de la Peña Taurina «José Maria Manzanares (hijo)». Además de la exposición de carteles taurinos, fotos y cuadros de toreros de la Vega Baja, así como de una exposición de pintura sobre la particular visión de la fiesta a cargo del artista oriolano José Aledo Sarabia, el auditorio cultural La Lonja contó para la apertura con una charla-coloquio en la que participaron José Manuel Martínez, José Ruiz «Sesca», José Víctor Rodríguez, Higinio Córdoba y José Gil, coordinada por José Luis Mateo, y durante cuyo desarrollo se homenajeó a una amplia nómina de profesionales vinculados al toreo en la zona. Al día siguiente, jueves, los reconocimientos tuvieron como destinatarios a diversos profesionales taurinos tanto de la Vega Baja como de Alicante y Murcia. Juan Antonio Esplá, Manolo Juárez, Valentín Luján, Antonio «Remache», Vicente Fernández «El Caracol», Antonio Martínez «Rondeño», Basilio Mateo y el escritor y ganadero Felipe Garrigues contaron anécdotas y pasiones taurinas bajo la moderación de Mariano Molina. El viernes tuvo lugar un concierto de pasodobles taurinos a cargo de la Asociación Cultural «Amigos de la Música y la Danza» de la ciudad, mientras que ayer sábado se clausuró el ciclo cultural con una sesión de toreo de salón a cargo de las escuelas taurinas de Murcia y Alicante.
El caso de la capital de la Vega Baja del Segura es, cuanto menos, curioso. Cuenta con una amplia historia ligada al mundo de los toros (de reconocido renombre suenan, además de los ya citados, apodos de sagas como los Sastre, Trueno, Isabelo, Saturnino, Quino, Pepiso, Espartero y otras que se quedan en el tintero) y un nombre inseparable del concepto del toreo como Miguel Hernández, que no solo trabajó junto a José María de Cossío en su enciclopedia Los Toros, sino que escribió alguna obrilla de teatro como El torero más valiente, además de numerosos poemas con la figura totémica del toro bravo como eje central. En este año de reminiscencias, aniversarios y reivindicaciones hernandianas, muchos quieren obviar esa realidad incuestionable. El autor del Cancionero y romancero de ausencias nunca se destacó como gran aficionado a la fiesta, pero supo reconocerla como parte de su cultura y la de su pueblo, y nunca renunció a su simbología y particular idiosincrasia. El poeta del pueblo. Al igual que ocurre con García Lorca, quienes reclaman su memoria y legado desde la izquierda animalista esconden y olvidan torticeramente que ellos y otros muchos intelectuales de ese primer tercio del siglo XX (y también anteriores y posteriores) entendieron y comprendieron la profunda concepción de la tauromaquia como arte.
Sin embargo, desde 1986 su más que centenaria plaza de toros, en estado ruinoso por dejadez de muchos, no acoge festejos taurinos. A pesar de ello, la semilla de la afición sigue creciendo contra los elementos. La actual corporación de Orihuela quiere llevar a cabo un proyecto en los terrenos del coso donde se combine un espacio verde con un recinto multiusos que ocupe el lugar del actual recinto. Por lo que parece, no contenta a los aficionados, porque no se asegura que se mantengan las infraestructuras mínimas para que se pueda dar algún festejo. Su lucha continúa. No cabe duda: la Orihuela taurina respira, vive, se mueve.
Es la afición, en fin, la que mantiene flamante la llama no solo en Orihuela, sino también en Alicante. La Tertulia Amigos de Nimes prepara también su tradicional Gala Taurina, que tendrá lugar el próximo sábado, 26 de noviembre, y en la que se reconocerán los veinte años de alternativa de Rafaelillo, los treinta de emisión de Tendido Cero, y los muchos de afición y dedicación de Nacho Lloret. Afición, qué palabra tan importante.
