Cuando leía hace unos días que Sergio Sierra y Carlos Bosch habían convertido el Portal en el octavo mejor restaurante de la Comunidad Valenciana, teniendo en cuenta lo difícil que está aquí la competencia gastronómica, sólo puedo decir que me he sentido tremendamente orgullosa de que, lo que empezó como un sueño de un publicista reconvertido en mago de la gastronomía con un gran chef al lado y mucha ilusión (todavía recuerdo ese Pabellón de Puma en la Volvo Ocean Race de 2011 donde hicimos juntos verdaderos gustazos para la prensa de toda España en el rincón de esa terraza?), sea hoy la bomba que crece y crece, y que sea imagen nacional de prestigio en todo el mundo desde la «terreta» de Alacant. Junto a su cercano Murri (recién abierto espacio pegadito a su Terre) como referente también de gourmets y con la Taberna a pocas calles, Alicante tiene un triángulo culinario de primer nivel internacional en el centro mismo de la ciudad y casi mirando al mar. Como también lo tiene en la montaña o en las costas de Orihuela y Torrevieja (el mesón de la costa es lo más? o Casa Alfonso y el Alma Beach Club en la playa o el Náutico de Torrevieja sin ir más lejos...) o al norte en Dénia (evidentemente el Poblet, sin duda...) o en la Marina (en Ondara Casa Pepa es como para no salir de allí?) y hasta en Benidorm (Sierra Cortina con el Bellagio es algo que no se suele esperar...) o en Altea (desde el clásico Osteau hasta Saltea de mi querido Nikolai), o en cualquier parte de nuestra geografía, (El Pinoso está repleto de sorpresas y no te cuento Novelda, Sax o Biar? o la Sirena de Elda donde me zampo ese trío de ensaladillas que no tiene parangón...), esta provincia de Alicante es cada vez más Como agua para chocolate y si tuviese un rato libre me lo pasaba haciendo un recorrido durante un mes sin salir de sus límites, porque estoy segura que me he perdido y me pierdo todos los días lo mejor del Hondó de Elche, la nueva carta de la Finca, los bares de tapas de rinconcitos de Guardamar, SantaPola, Tàrbena, Pedreguer, Villena, Salinas, Famorca, la Vega entera?. Y sin duda la montaña, donde en Alcoy destaca por encima de todo Jorge Sanús de L'Amagatall o Elenor Sevilla, cocinero residente del restaurante La Villeta en el Hotel Vila de Muro en medio de lo mejor de la naturaleza de la montaña de Alicante y cerca de la Font Rotja, un parque que en este otoño está para paseo, disfrute y olores de verde, bosque y caída de tarde como si estuvieses en el mismo Pirineo, pero a escasos 35 kilómetros de la costa de esta tierra de contrastes. No pienso perderme lo que Sergio del Portal haya preparado para estas Décimas Jornadas del Arroz que me propone Jordi Vilaplana y que contarán con este trío de lujo que es ya indispensable en la alta gastronomía nacional. Comer siempre fue un lujo, una «delicatessen» para los sentidos, pero hoy ya es además el referente de una nueva clase de turismo, propio y de fuera, que queremos disfrutar del paladar junto a la vista, la Historia, la Cultura, la Moda, el Cine y todo lo que, como la XXI Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, nos devuelve la fe en que todavía hay buenos propósitos en nuestro futuro (que se lo digan a Ramiro que lucha cada día también en la Mascletà por recuperar cada uno de esos referentes en un capellán, un vino de bodegueta o un tomatito traído a mano desde cualquier «huertica» de nuestra tierra). Feliz domingo.