Asisto en Madrid y en el nuevo Teatro Alcalá al estreno de una actualizada versión del famoso musical inspirado en la vida y muerte de Eva Perón (1919-1952), que cuenta la historia de esa mujer de poderosa personalidad y determinación que era una estrella de la radio y del teatro, hasta que conoce y contrae matrimonio con el coronel Juan Domingo Perón, que será presidente de Argentina, al tiempo que ella se convierte en uno de los personajes más celebres de dicho país y del mundo por su apoyo a diferentes causas sociales y a la promoción de la mujer en diversas facetas.

Y vienen a mi recuerdo la canción No llores por mí Argentina, y las referencias a la Casa Rosada y a «los descamisados», y la película interpretada por Madonna y Antonio Banderas, y también Ricky Martin en Broadway encarnando el personaje del Che, cuando leo que Jaime Azpilicueta, director del montaje con Paloma San Basilio, recupera este musical treinta y cinco años después de su estreno en Madrid sobre la controvertida figura de Eva Perón de la que en una entrevista habla como de una ambigua heroína, de la cual la ficción ha hecho muchas versiones, y en diferentes medios, pero que deslumbra por su carisma, su conexión con las masas y su carácter.

Y es que el carisma es una cualidad que permite influir en otros, pues se trata de una capacidad vinculada al liderazgo y a la personalidad, ya que las personas carismáticas desarrollan una gran confianza en sí mismas y una gran capacidad de atracción y magnetismo, siendo optimistas, seductores e interesantes y mostrando interés en los demás.

Y con el recuerdo de esa carismática figura y de esa mujer especial que era Evita Perón accedo a la abarrotada sala de teatro, localizo mi butaca y me preparo para disfrutar de una obra que imagino con proyecciones y decorados que compondrán una completa escenografía para un magnífico musical con variantes armoniosos e instrumentales, actores, cantantes, bailarines, luces y decorados, en una historia de lucha política, ambición y amor, poblada de excelentes partituras y atractivos momentos.

Y entonces, claro, se abre el telón.