El Ayuntamiento de Alicante agoniza, y lo hace a pasos agigantados.

Esta situación no se ha dado de la noche a la mañana, aunque se ha visto agravada en los últimos años, cuando los poderes públicos decidieron acabar con el déficit público adelgazando las Administraciones, en lugar de preocuparse por acabar con la corrupción, seguro que habrían acabado antes con dicho déficit.

Aunque es un problema generalizado, me centraré en el Ayuntamiento de Alicante, ya que es lo que más conozco.

Llevo 24 años como funcionaria y he vivido varias crisis económicas que han afectado a lo público, pero ninguna tan grave como la última. Siempre nos pidieron a los empleados públicos que debíamos solidarizarnos y apretarnos el cinturón, cosa que hemos hecho siempre, a veces resignados y otras no tanto. Cuando no nos resignamos salimos a la calle a protestar, sobre todo cuando los recortes nos afectan como empleados públicos y como ciudadanos que pagamos nuestros impuestos, por lo que también queremos un servicio público digno.

Pero lo que ha ocurrido en el Ayuntamiento de Alicante en los últimos años es una sinrazón, por una parte se han ido amortizando plazas sin control, adelgazando la plantilla municipal peligrosamente, y por otra se han ido inaugurando centros y dependencias nuevas sin tener la previsión de dotar de personal dichas dependencias, tan solo el afán de salir en la foto y vender al ciudadano que el político de turno se preocupa por sus vecinos dotándole de servicios nuevos, servicios que no podrá prestar por falta de personal.

Esto ha llevado a una situación de exprimir al personal que ve dobladas sus funciones, que tiene dificultades a la hora de disfrutar de sus descansos y que, la tan cacareada conciliación de la vida laboral y familiar brilla por su ausencia en la mayoría de los casos, aprovechándose, así, de la buena voluntad y la profesionalidad de las personas trabajadoras del Ayuntamiento, y cuando ya no pueden más, lo solucionan cerrando las dependencias, dejando al usuario sin servicio y al funcionario y funcionaria a los pies de los caballos, o, lo que es peor, realizando traslados sin criterios objetivos, sin que las titulaciones de la persona trasladada tengan nada que ver con el puesto al que la trasladan, por lo que se empeora aún más el servicio, mezclando «churras con merinas», obedeciendo solo al mandato del concejal o concejala de turno.

Esta sinrazón está propiciando que algunas concejalías se estén planteando el externalizar servicios, ya que no pueden hacer frente a la demanda de los usuarios con el poco personal que les queda. Curiosa decisión cuando viene de un equipo de gobierno que su bandera antes de las elecciones municipales era municipalizar los servicios que ya están privatizados.

Lo cierto es que hay mucha falta de personal en todas las concejalías, ya he dicho que el Ayuntamiento agoniza, que dicha falta de personal cada día que pasa se agrava más, ya que se siguen jubilando funcionarios y funcionarias, así como, por desgracia, fallecen también, sin ser sustituidos de ningún modo, Servicios Sociales se está desmantelando, Deportes se quiere privatizar, Mercados, de seguir así, serán los comerciantes los que se autogestionen, Cultura ya ha optado por cerrar dependencias, los Servicios Generales no dan abasto, los Bomberos bajo mínimos, la Policía Local mal presta servicios por falta de medios y de personal, Turismo privatiza los puntos de información turística por falta de informadores, y así por donde mires. De las Brigadas Municipales ya ni hablo porque agonizaron hace tiempo.

Esperamos que este nuevo gobierno, después de año y medio, tome conciencia del problema y se ponga a trabajar en la creación de empleo público, con ofertas de empleo o en su defecto con bolsas de empleo temporal, porque de no ser así, Alicante y su Ayuntamiento tienen un problema muy grave en la prestación de servicios que puede acabar en muerte por inanición.