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José Emilio Munera

¿CUARTO PODER?

J. E. Munera

Tirar 45 minutos y 3 puntos

Con el mítico Sanabria de testigo, el Hércules echó ayer por tierra su buena racha de resultados -cuatro victorias y un empate en los cinco partidos anteriores- y el estado general de optimismo reinante en torno al equipo, que también sale de la zona de promoción. El serio tropiezo ante un ordenado y meritorio Prat -un recién ascendido con varios jugadores no profesionales- es la derrota de la falta de actitud y la consecuencia lógica de tirar por la borda todo el primer tiempo. No se entiende la indolencia y la poca intensidad del conjunto blanquiazul en los primeros 45 minutos de un partido clave para afianzarse entre los mejores y situarse a un solo punto del liderato. Y tiene un problema serio Tevenet, como cualquier entrenador, cuando su equipo demuestra tanta dejadez y desmotivación como la de esa primera parte en la que siempre se jugó a lo que quiso el equipo catalán. Muy bien plantado atrás, ordenado en la presión y en las ayudas, el Prat disfrutó de una tarde muy tranquila en ese arranque de partido de un Hércules irreconocible. Desfigurado por una especie de complejo absurdo de superioridad, el conjunto alicantino fue incapaz de hilvanar una sola jugada de mérito y apenas inquietó al meta rival con un disparo lejano de Chechu Flores. Con la mayoría de los jugadores por debajo de su nivel, fue Juanma Espinosa el que mejor encarnó esa «empanada colectiva» con pérdidas absurdas en la zona de creación que irritaron a la grada y facilitaron la labor de contención y destrucción de los visitantes. En uno de esos regalos llegó el primer gol del Prat con un misil a la escuadra al filo del descanso. Cambió el decorado tras el descanso con la entrada de Miñano y, sobre todo, con la mejora en la actitud del grupo, que empezó a acumular llegadas y bien pudo empatar con un zapatazo de Chechu al larguero y otros dos remates del jiennense y de Gaspar. Mereció algo más en esos minutos el Hércules, que volvió a evidenciar problemas en su fase ofensiva: sólo Javi Flores demuestra talento para desequilibrar y los remates parecen coto privado de Chechu ante la poca pegada de los dos «nueves», Berrocal y Mainz. El técnico acabó con los dos arietes en el campo y con línea de tres defensas, pero nada. Ya era tarde. Su equipo había tirado al limbo 45 minutos y tres puntos preciosos. Que sirva de lección.

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