Paseo con una amiga que me cuenta que va a estrenarse la película La chica del tren, dirigida por el estadounidense Tate Taylor, y protagonizada por Emily Blunt, basada en la novela del mismo título, y que, según me dice, es un libro entretenido y de fácil lectura, cuya autora es la escritora británica Paula Hawkins, y que es un thriller psicológico interesante y entretenido, con una intriga ágil y bien trenzada, y con personajes bien definidos.

Y capta mi atención el hecho de que, según me dice, haya tres narradoras en el libro, y cada una con sus diferentes enfoques y ángulos de explicación de la realidad pues es lo cierto que a veces un mismo hecho lo interpretamos de diferentes maneras, o que una misma situación puede ser vista de un modo distinto por varias personas, pues con nuestra actitud damos forma a toda lo que acontece a nuestro alrededor, por lo que es importante asumir y mantener siempre una actitud mental positiva y constructiva, que edificaremos a través de nuestras creencias y de nuestras emociones, y que trabajaremos cada día con el control de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, y de nuestro comportamiento.

Y explico a mi amiga que nuestro estado anímico determina nuestra percepción de las cosas pues depende de nosotros elegir y disfrutar de una actitud abierta, y serena ante las emociones para gozar de un pleno bienestar interior.

Y es que el optimismo nos permite valorar lo que tenemos, y esforzarnos en crear posibilidades y motivaciones, pues ver el lado bueno permite alimentar sueños e ilusiones, manteniendo el ánimo abierto y el espíritu libre.

De modo que me parece que voy a leer ese libro, digo a mi amiga, que me escucha interesada, y que toma de nuevo la palabra para insistir en que La chica del tren goza de una buena trama y diálogos, y de unos personajes y de una estructura inquietantes para terminar diciéndome que Marisa, de verdad, lee primero el libro que te va a fascinar, o bueno, si quieres, vamos mañana al cine a ver la película que también me parece un buen plan.