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F. J. Bernabé

Benidorm es algo serio

Centenares de padres se desayunaron ayer en Benidorm y la Marina Baixa con la noticia de INFORMACIÓN sobre la macrofiesta dirigida mayoritariamente al público infantil y juvenil, con cerca de mil asistentes, que acabó con menores en coma etílico, botellazos y peleas. Muchos de ellos han expresado por redes sociales su indignación ante unos hechos graves y otros muchos habrán dado gracias a Dios porque sus hijos regresaron a casa sanos y salvos. A más de uno le habrán venido a la cabeza los desgraciados hechos del Madrid Arena en una noche de halloween de hace ahora cuatro años. Imagínense, estaban tan tranquilos en sus casas en la tarde-noche del pasado 8 de octubre, esperando a que los menores regresaran del Holi Sound Festival, un evento en cuyo cartel promocional figuraba como organizadora la Comisión de Fiestas Mayores de Benidorm, que tuvo lugar además en un parque público, cuyo atractivo estriba en la mezcla de música, luces y animación con el lanzamiento de polvos de colores, y mientras tanto algunos de ellos se estaban viendo envueltos en robos y peleas a botellazo limpio. Además, al menos dos niñas de 15 y 14 años tuvieron que ser atendidas por comas etílicos y trasladadas al Hospital de la Vila Joiosa. Y lo grave es que fue el propio alcalde de Benidorm, Toni Pérez, quien autorizó la celebración del evento pese al criterio en contra de la Policía Local, que realizó un informe alertando de que en el recinto no había vigilantes, control de accesos ni otras medidas para garantizar la seguridad, confiando en que ésta quedaría cubierta por la presencia de Policía Local y Nacional. Finalmente, el festival tuvo que ser suspendido antes de lo previsto tras destinar la Policía Local a todo el personal de servicio ante los altercados que se estaban registrando. Menos mal que no hubo que registrar desgracias mayores. La explicación que dieron ayer desde el Ayuntamiento benidormí, gobernado por el PP, es que las intoxicaciones e incidentes fueron fuera del recinto y que el visto bueno se dio porque era la opción «menos lesiva» por no dejar a más de 800 menores que había en la puerta, la mayoría sin sus padres, deambulando por ahí. Benidorm es una ciudad que vive de su imagen. Un destino de ocio donde se organizan infinidad de actos, algunos con una trayectoria prácticamente inmaculada pese a congregar a miles y miles de personas, como el Low Festival. Pero en ocio no todo vale. Benidorm es algo serio y no se deben permitir frivolidades.

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