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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

7 de mayo de 2018

Qué tranquilidad produce ver el programa de mano que suministra la Sociedad de Conciertos a los asistentes a sus eventos. En la última página se puede leer el avance del curso 2017/2018. Son catorce conciertos que concluyen con un recital de piano de Alexei Volodin el 7 de mayo de 2018. El 3 de marzo de ese mismo año nos visitará el pianista Nikolai Demidenko, el 20 de marzo el Cuarteto Casals y el 12 de marzo el pianista Rafal Blechacz. Insisto. Apuntar todas estas fechas en la agenda nos produce un enorme bienestar. Porque es la certificación por escrito de que seguiremos contando con nutrientes; ese alimento espiritual que a algunos se nos antoja imprescindible.

Por supuesto que hay muertes repentinas, y si no que se lo digan a Sir Neville Marriner, que mañana debía dirigir a la Orquesta de Cadaqués en el primer concierto del ciclo sinfónico de la temporada en el ADDA. Pero no me refiero a eso. Con independencia de que ninguno tengamos la certeza de estar aquí mañana o pasado mañana, lo que sí ayuda a mantener la ilusión de seguir vivo es la garantía de que, caso de subsistir, no lo haremos en un erial cultural.

Y dadas las circunstancias, esa sensación de provisionalidad que desprende el equipo de gobierno de la ciudad (sensación de la que tampoco se libra el gobierno autonómico y el gobierno nacional a punto de iniciar la legislatura), no es que tengamos la percepción de que nada va a durar para siempre: es que ni siquiera tenemos la certeza de que algo vaya a perdurar a medio plazo. No me llamen catastrofista. Sólo trato de pisar tierra.

Hace solamente un año, por estas fechas, celebrábamos la reapertura del Aula de Cultura de la Fundación Mediterráneo en el paseo Gadea. Nos ilusionábamos con una programación alternativa y complementaria a las de los otros dos escenarios de la ciudad. Pasada la Navidad los titulares a cuatro columnas relataban el naufragio. Hubo un segundo intento en primavera, pero vamos a estrenar noviembre y ese telón sigue bajado. Del mismo modo, el nuevo director de Culturarts, Abel Guarinos, nos alentó en sus visitas a Alicante prometiéndonos que íbamos a notar una enorme mejoría en la alicaída programación del Teatro Arniches. Tanto es así que el director del Teatro Principal, Paco Sanguino, prometió que los responsables de las programaciones se coordinarían a partir de entonces para evitar solapamientos y para racionalizar la oferta. ¿Qué hay que coordinar a fecha de hoy?

Más que pensar en cómo será el futuro, pues, tan incierto, quedémonos con lo que nos depara el presente. No creo que existan fines de semana teatralmente tan variados y completos como este que afrontamos. El Teatro Principal nos presenta cuatro montajes diferentes, cuatro, de jueves a domingo. Hoy mismo Penev, teatro en valenciano «pata negra» marca Xavo Giménez; el viernes, el entrañable Santiago Sánchez que con La Crazy Class da un paso más allá en aquel experimento delicioso que se llamó Imprebís; el sábado el Chéjov más puro de la mano del alicantino Juan Pastor, con Tres hermanas, y el domingo el drama de las víctimas del terrorismo en La mirada del otro. Esto es lo tenemos hoy. ¿Quién sabe mañana?

Como digo, la avanzadilla de la Sociedad de Conciertos, que se atreve a anunciar para el 8 de mayo de 2018 a Alexei Volodin, el coloso del piano, genera mucha tranquilidad. Ojalá puedan cumplir su programa. Y vivamos para gozarlo.

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