La crítica urbanística a la implantación, en el área de Rabasa, de Ikea más un macrocentro comercial, ha girado en torno a tres ejes fundamentales: la insuficiencia o inexistencia de los análisis territoriales que justificasen ese emplazamiento; el impacto de un macrocentro en el comercio urbano, y, finalmente, los problemas de accesibilidad en vehículo privado. En los últimos días conocemos por la prensa de la existencia de un nuevo enfoque para el aterrizaje de Ikea en Alicante, e INFORMACIÓN del 12 de octubre publica un planito con un mosaico de colores correspondientes a los diferentes usos de suelo que propone la promotora.

Del examen de las nuevas circunstancias , se puede concluir, según la información disponible, que no sólo siguen pendientes la mayor parte de los interrogantes que ya existían anteriormente, sino que incluso aparece uno nuevo derivado de la muy discutible modalidad de gestión del suelo. En este artículo se hace una breve aproximación crítica a algunos de los nuevos aspectos de la propuesta del promotor, como son los relativos a la accesibilidad, al esquema de usos y al emplazamiento. Los relacionados con la gestión del suelo se debatirán en el acto que la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas ha organizado para el martes 18 de octubre en el Club INFORMACIÓN.

Comenzando por la accesibilidad, hay que recordar que siempre hemos mantenido que una solución de acceso directo al área comercial desde la A-70 planteaba problemas que excedían lo razonable desde el punto de vista técnico y económico. Ahora, en la nueva solución presentada en la prensa se aísla el sector de la A-70, al menos con una vinculación directa. Incluso ni siquiera se ha grafiado la rotonda de enlace de la A-70 con la A-77 (Alicante-Alcoy-Valencia), desde donde Fomento tiene prevista una futura penetración a la ciudad que en el futuro tendrá un papel importante en la accesibilidad del área.

Se anuncia que se prescinde del macrocentro comercial inicialmente previsto, pero introduciendo a cambio una gran concentración de usos y actividades privadas y públicas que generaran un volumen de tráfico nada despreciable. En general, por lo que sabemos, resulta muy confuso entender cómo se accederá al nuevo sector previsto por los promotores de la operación. Parece que la pieza central de acceso será un nuevo eje viario que conectará con la Vía Parque, lo que plantea interrogantes sobre el incremento de la carga de tráfico, tanto la que deberá de soportar esta última como su intersección con el nuevo vial de acceso propuesto.

También suscita dudas cómo va a soportar el resto de la red viaria el tráfico inducido por el nuevo sector, entre otros lo que puede ocurrir en la rotonda de la Universidad que según el plano de la promotora, se intuye que canalizará el tráfico proveniente de la A-70 hacia la zona comercial y de equipos públicos por la Avenida de la Universidad, que ya soporta una importante carga de tráfico, incluso se insinúa un acceso al sector desde ésta última que tampoco parece muy razonable por sus efectos en el tráfico de paso por ella.

En otro orden de cosas, hay que insistir, en que no se hace ciudad acumulando usos y actividades privadas y públicas como propone el promotor para esta zona del territorio urbano. De ejecutarse ese esquema urbano resultaría un espacio sin urbanidad, sin ninguna relación entre forma física y forma social, en donde el espacio público quedará relegado al viario; donde las zonas verdes y espacios libres son residuales y están desconectadas, y donde la ausencia de viviendas, tejido comercial y de equipamiento ligado a ellas, convertiría al sector en un lugar vacío de vida urbana.

El área de Rabasa es un sector estratégico y un área de oportunidad para la ciudad y su territorio, lo que quiere decir que cualquier decisión que se tome sobre los usos y actividades futuras que deben de establecerse en ella deben de estar justificados según los objetivos estratégicos que se definan para el territorio urbana; en otras palabras, lo del tan nombrado, y al mismo tiempo tan poco clarificado, «modelo de ciudad», modelo que para que tenga garantías debe de desarrollarse desde la iniciativa pública y desde la transparencia, en especial para zonas tan «sensibles» como Rabasa.

La posición de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, mantenida desde que se inició el proceso hace diez años, ha sido siempre que cualquier acción que se emprendiese en el área de Rabasa debería de estar amparada en un planeamiento público; así como la defensa de un modelo de ocupación comercial armónico y equilibrado en todas las escalas del territorio.