Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jorge Fauró

Un tal Echávarri

El alcalde de Alicante, un tal Echávarri, considera «bastante decepcionantes» los discursos del Partido Popular y de Ciudadanos durante el Debate del Estado de la Ciudad. El suyo no. El discurso del alcalde fue sólido, contundente y firme, y puede considerarse a la altura, si no lo está ya, de las disertaciones públicas de Manuel Azaña o de Winston Churchill, estadista británico y Premio Nobel de Literatura. El Nobel para Echávarri, ya.

No habrán captado la ironía quienes no estén al tanto de que la primera autoridad de Alicante, que probablemente convocó ese pleno de cara a la galería y para propio lucimiento, ninguneó a la ciudadanía de la capital de la provincia con su decisión de no abrir el pico en toda la sesión más que para levantarla (la sesión). El alcalde evitó dar a conocer a sus gobernados lo que él piensa del estado de la ciudad; si tiene un modelo claro o si carece del mismo; si piensa de algún modo en cómo ejercer la capitalidad de la provincia o se cede de una vez el testigo a Elche, que hoy culminará la segunda de las dos sesiones sobre el Estado de la Ciudad, el mismo debate que se promocionó en Alicante, pero esta vez bien hecho.

Elche y Alicante; Alicante y Elche. Dos alcaldes y un mismo partido. Gabriel Echávarri, Carlos González y el Partido Socialista.

En Elche sí ha tomado la palabra su alcalde y ya ha anunciado que cerrará hoy los turnos de intervenciones. Y con ello no está ejerciendo ningún mérito el edil ilicitano. Sólo se está ganando el sueldo, lo que según parece, salvo en el caso de Alicante, tienen en común muchos alcaldes de la provincia de uno u otro partido, o incluso de alguno de los partidos de aluvión conformados al rebufo de las decepcionantes labores de gobierno realizadas por socialistas y populares.

Echávarri, como Carlos González, aunque con menos experiencia que éste en la política, viene de ser diputado en Madrid, el típico puesto cómodo, agradable, sin mucho trabajo, cerca del Palace y del madrileño Barrio de las Letras, del tapeo y la caña. En la oposición del Congreso, se trabaja a ritmo de una propuesta por aquí, una nota de prensa por allá, y a cumplir el expediente. Ser alcalde es otra cosa. Representa el compromiso y la cercanía constante con la ciudadanía de la que éste cargo público carece.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats