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David Leo

Pues la verdad es que da muchísima alegría que un tipo tan estupendo como David Leo se haya salido con la suya completando el «rosco» de sus sueños en Pasapalabra. Ese que vino preparando con el mismo arrojo con el que alguien persigue una plaza en una oposición. Solamente que en tono mucho más lúdico, más divertido.

Y es que David Leo es un enamorado de las palabras, del lenguaje. Si ahora anda por los 27 años, no quiero ni pensar qué edad podría tener cuando lo conocí en Málaga. Con su Premio Adonais en la mochila. Tan tímido, pero tan buen conversador cuando se trataba de hablar del cine o la literatura que le interesaba. Y la verdad es que no recuerdo bien si ya por aquel entonces hablamos de concursos televisivos, que uno también tiene un pasado en la materia.

Cuando todo se ve así, así, cuando se cree un perro verde, conocer a gente como David Leo devuelve la confianza. Porque resulta que te encuentras con alguien que no ha visto un partido de fútbol en su vida, ni siquiera las finales de un Mundial. Alguien que habla con humildad y con conocimiento de causa. No me extraña que tuviese el honor de ser becado durante un año en la Fundación Antonio Gala de Córdoba.

Con posterioridad me he topado con David Leo más veces en televisión que en la calle. Concursando que es gerundio. Hasta en el infravalorado Gafapastas de Juanra Bonet. El que la sigue la consigue. Aunque Hacienda se quede la mitad del botín, David podrá montar esa soñada «academia de las artes inútiles». Será un placer visitarla y compartirla.

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