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Manolo Alarcón

Todo un genio

El hombre más votado las dos últimas elecciones para ser presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se despachó ayer en la recepción que los Reyes ofrecieron en el Palacio Real con ocasión de la Fiesta Nacional con la siguiente frase: «Lo mejor que puedo hacer es estar callado». Evidentemente, se refería a cómo se le están poniendo de forma sorprendente todos los astros en fila para repetir al frente del Ejecutivo sin el más mínimo esfuerzo. Y yo, que llevo días siguiendo con vergüenza ajena y mucha tristeza los juicios de Gürtel y de las tarjetas «black», que apuntan directamente a la gestión de exaltos cargos del Partido Popular con los que trabajó, nombró o aconsejó, en algunos casos despacho con despacho; y que escucho las declaraciones de barones populares, como María Dolores de Cospedal, quien cada vez que habla sube el pan; intuyo que los españoles, llegados a estas alturas, lo único que ya intentan es evitar que les toque ser vocal o presidente de mesa en unas terceras elecciones en plena Navidad y que más vale malo conocido o sospechoso de encabezar un partido salpicado por la corrupción, que de privarme del ágape festivo porque lo que saliera de esas votaciones, tampoco nos engañemos, no iba a arreglar las cosas porque los políticos, al fin y al cabo, «son todos iguales». Me da la sensación que esta sociedad, con los años, se aleja cada vez más de la madurez democrática y que hace dos décadas teníamos las cosas más claras. Vivir en el estado del bienestar nos ha hecho a algunos dóciles, a otros acomodados y a otros serviles y no miren para otro lado que le hablo a usted.

Uno mira a su alrededor y lo único que ve desde hace días es a periodistas corriendo detrás de políticos que no tienen nada nuevo que decirles y juicios en la tele que, con el paso de los días, se harán monótonos y nadie los seguirá porque, en definitiva, no queremos vernos reflejados en ese espejo que es la sociedad que hemos construido y de la que participamos. Por eso, cuando Rajoy dice que, por mucho que lo persigan, no va a hacer declaraciones, acierta porque sólo cuando habla empeora su situación. Desde esta actitud ha conseguido trasladar sus problemas, que en definitiva son los que tiene este país, a su principal rival, al PSOE, que no sabe dónde meterse. Y todo eso lo ha hecho callado. Si es que es un genio.

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