Mucha gente se pregunta qué pasará con las pensiones o el subsidio de paro si Cataluña proclama la independencia, pero estas cuestiones no son nada complicadas de resolver. La pregunta que no se hace tan a menudo, y que es la más difícil de aclarar, es cómo se llega a la independencia con el Estado español intensamente en contra. Pensiones y paro son sistemas de reparto. Como en Cataluña hay más empleo y sueldos más altos que en el resto, la caja de la Generalitat no tendría problemas. Como esta, encontraríamos respuestas en muchas dudas parecidas.

Pero ya no es tan fácil es responder preguntas como las siguientes: ¿Qué hará la Generalitat cuando el Tribunal Constitucional anule la ley del referéndum unilateral y la convocatoria misma de la consulta? ¿Qué hará cuando el TC y el ministerio de turno amenacen los funcionarios que participen? ¿Cómo reaccionarán estos funcionarios? ¿Cómo impedirá el Gobierno Puigdemont que los unionistas boicoteen la convocatoria y esto hunda la participación? ¿Qué hará cuando el Ejecutivo y el parlamento españoles decidan que no tienen que hacer ningún tipo de caso al resultado?

Suponiendo que se siga igualmente adelante con la desconexión, ¿que harán los contribuyentes cuando el Montoro y el Junqueras de turno, los dos a la vez, les reclamen por separado los mismos impuestos? ¿Y los empresarios, cuando dos Tesorerías de la Seguridad Social les exijan las cotizaciones? ¿Y si les llega un requerimiento de la Guardia Civil a instancia del sistema judicial español en Cataluña? ¿O quizás los Mossos habrán ocupado a la fuerza los juzgados, la Agencia Tributaria, las oficinas de la Seguridad Social y los cuarteles y comisarías de la Guardia Civil y la Policía Nacional?

Estas cosas son las que no están muy explicadas. Un proceso hacia la independencia con el Estado español beligerante en contra pondrá en tensión el conjunto de la ciudadanía, que quizás será llamada a una activa y arriesgada desobediencia. Hasta ahora, a los ciudadanos independentistas sólo les han pedido que voten cuando toca y que se manifiesten una vez al año. Hacer frente a Montoro, a los jueces y a la Guardia Civil es otra cosa. Y para los no independentistas, todavía más. ¿La cosa irá por aquí? Conviene saberlo. Quizás sí que es posible ganar una batalla como esta, pero todo el mundo tiene que saber de qué va y qué se juega.