Estimada María José Espuch, concejal de Memoria Histórica (entre otras responsabilidades) del Ayuntamiento de Alicante: Para mucha personas es difícil en ocasiones separar sus ideas (siempre subjetivas) de lo que intenta explicar de una forma lo más objetiva posible.

No quiero escribirle desde las diferencias ideológicas que lógicamente tenemos entre los partidos políticos a los que pertenecemos: usted a Compromís y yo al Partido Popular. Quiero escribirle como vecino de esta ciudad a la que tanto quiero y en la que nací hace ya muchos años, y a la que me siento muy agradecido por la posibilidad que me dieron los alicantinos con sus votos de ser concejal y teniente de alcalde los cuatro años de la anterior legislatura, responsable de los departamentos de Educación, Acción Social y Sanidad. Fue y es motivo de orgullo y satisfacción personal poder servir de forma incondicional a mis vecinos, seguramente con fallos, pero también con esfuerzo y dedicación totales.

Nací físicamente, como se hacía antes, en casa, en el barrio José Antonio, en la calle Federico Mayo. Viví en la Plaza División Azul hasta que me casé y marché del barrio a otras zonas de la ciudad. Mi madre y mi hermana aún viven allí. Otros familiares vecinos del barrio ya han fallecido. Tengo amigos y conocidos que viven o hacen su vida en el barrio. He visto cómo ha cambiado José Antonio física y demográficamente día a día. Aplaudo cómo año tras año mucha gente realiza un esfuerzo ímprobo por mantener viva la tradición de las Hogueras, y cómo se luchó por mantener la de los Moros y Cristianos. No me olvido de la Asociación de Vecinos, que sin medios y casi sin apoyos, día a día labora por tener un barrio mejor, en el que las administraciones públicas tienen que invertir más para conseguir que sus habitantes alcancen la dignidad que se merecen.

Lo que no he oído nunca, ni en sus bares ni en sus calles ni en sus tiendas, es la necesidad de cambiar de nombre al barrio y su plaza. Nunca en los años que tengo. Ni entre payos ni gitanos. Ni entre personas nacidas allí o las que han llegado en busca de una vivienda digna para su familia.

Con independencia de todo, creo que la Historia lo que tiene que servir es para aprender, para no olvidar, para no volver a cometer los mismos errores. Creo que nuestra guerra, como todas, fue cruel. Que ambos bandos hicieron locuras y se comportaron de forma inhumana en muchos casos. Que la dictadura y muchos de sus dirigentes cometieron abusos está fuera de toda duda, y también creo que José Antonio fue otra víctima más de esas locuras. Los voluntarios de la División Azul fueron a luchar a favor de un nazismo atroz frente a un comunismo asesino de aquella época, donde los fanatismos y la sinrazón azotaban Europa. Esa locura también hizo que muchos de los nuestros tuvieran que marcharse de España por miedo a los vencedores.

Sinceramente, creo que su forma de pensar y actuar con respecto al uso de la Memoria Histórica hace daño, vuelve al enfrentamiento. Los vecinos de ese barrio le han dicho que no quieren cambiar los nombres y, lo que quizás sea peor viniendo de ustedes, ni siquiera les han preguntado.

Me consta que eso mismo le están diciendo desde las juntas de distrito y las asociaciones de vecinos afectadas. Crea división, enfrentamientos, costosos trámites y molestias a los vecinos y comerciantes que tienen que cambiar documentos, cartelerías, nombres y demás material publicitario.

La función de un cargo público, que además cobra por su trabajo, debería ser la de solucionar problemas, no crearlos; estar al lado de la unión, no del enfrentamiento; sumar, no restar.

Para mí la verdadera Memoria Histórica fue la de Fraga dando la mano a Carrillo, ver las primeras Cortes Generales llenas de personas que aún con dolor aceptaban a los diferentes. Vivir con temor el 23-F y salir a la calle para sumarme a la multitudinaria reacción de la sociedad que de manera mayoritaria celebraba su fracaso y la consolidación de la democracia como sistema de gobierno. Ver cómo el PSOE ganaba con mayoría absoluta y los cambios producidos en la sociedad, vivir la alternancia entre diferentes con la llegada del PP al Gobierno... y así durante años, con nuestros defectos, errores e idiosincrasia particular, ver que España avanza paso a paso hacia una sociedad más justa, aunque aún queda mucho por hacer

Seguro que hay que solucionar injusticias de los vencedores sobre muchos vencidos, recuperar nombres de personas fallecidas que sufrieron por estar en el bando que perdió con las dolorosas venganzas que hacen los que ganan contra los que pierden, recordar a instituciones y personas que trabajaron por la libertad... recuperar, en definitiva, la dignidad de todos ellos, pero no hacerlo dañando a otros, pues en ese caso volverán a cometerse injusticias y así nunca superaremos lo que tanto dolor y sacrificio supuso para tantas personas.

Sólo espero que no vayan adelante con la decisión de cambiar los nombres sin motivo y sin consenso amplio y mayoritario de los afectados, de los grupos políticos, de las asociaciones de vecinos, de las juntas de distrito. Hay que dejar al lado los prejuicios ideológicos que todos llevamos dentro. Debemos buscar el bien común, no la imposición de nuestras ideas o sentimientos.

Un concejal no trabaja para sus ideas o partido. Trabaja para todos sus ciudadanos.