Casi como en los albores de los tiempos del emperador Adriano, cuando los límites (llamados limes) del Imperio se iban complicando por momentos, ese en que se encuadran las grandes gestas romanas contra los Bárbaros del Norte azuzando su modo de vida, así se siente gran parte de la población de este país en medio de un caos que debería tener ya un punto y final a la incertidumbre. Mientras algunos se dedican, diría que casi todos, a la increíble filosofía casi «cuántica» de discutir sobre el sexo de los Ángeles, algunos ya van necesitando que Robin Williams baje uno de los suyos y te dedique hasta la canción. Miro a mi alrededor y creo que por momentos, la ebullición de la cultura, la sociedad y la economía sigue un ritmo casi «outsider», fuera de las cosas que ocupan a los que se deberían ocupar de las nuestras. Y así, menos mal, compruebo que sigue existiendo vida tras la vida, que los Carmina Burana serán el gran cartel de una ADDA que me empieza a gustar de nuevo, que ahora empieza una Semana de la Moda en este Alicante que necesita respirar más y más, y que, aunque los vientos de la financiación y la «pasta» miran al lado donde nadie pide y no dan donde se necesita (una vez más falla el inicio del sistema y la estructura decae como el tupé de algunas?) la esperanza y la fe mueven montañas. La canción de la vida sigue soplando, y la gente se aferra a seguir luchando por los suyos, sin medida, sin cautela, con pasión y con fuerza. Cada semana es un renacer de las cenizas porque artistas, actores, productores, cineastas, músicos, diseñadores, costureros y costureras, compositores, cantantes, pensadores, literatos, publicistas y todo el mundo de la cultura y la creatividad se niega a dejarse llevar por este signo tan particular de los tiempos. Así que, como en las «meditaciones» del viejo y listo emperador, o en la «cólera» de Aquiles ante la injusticia, nos dejamos llevar por ese corazón que nos pide seguir adelante, sin denuedo, como diría Martin Luther King, aunque sea arrastrándonos hacia ese objetivo que es volver ser, creer y hacer, conseguir y luchar por lo que debe ser. Esta semana, una en la que le han concedido el polémico Nobel de la Paz a un hombre que admiro por su valor, Santos, y que muchos no han entendido en su terrible generosidad (ni siquiera su propio país), vuelvo a creer que, cuando todo falla, sigue existiendo esa magia que te concede el calor de los otros, el amor de los tuyos y, sobre todo, esas manos que, cuando menos lo esperas, siguen sacándote como por arte de magia de los agujeros (el único que mola es The Hole, que en breve también seguro pasará una vez más por estas tierras únicas). Y así mi querido Alejandro Ruiz ha conseguido esa medalla que el Foro de Europale otorgo estos días en Madrid, en el Ritz, firmas como Farruxt se han convertido ya en alicantinas (de Mallorca a Levante, pasando por Elda y Torrellano, un logro de gente como Pascual Simón o una encantadora Yanira Olivera), Jordi Vilaplana se monta un pedazo de Firaboda para «casar» con alegría a la gente en su Hotel Vila Muro (en Muro, claro está, sitio de obligada visita genial de finde...) y mi admirado y genial Sergio Peris Mencheta está que se sale en el Teatro Principal (gracias Paco Sanguino, mola tu gusto teatral por fin...) para redoble de placer de mi amiga la actriz Ana Santos (ensayando estos días un pedazo de obra por estas tierras...), María del Mar Bonet recita y canta en Elche y para los más morbosos, Terra Mítica da sustos de pre Halloween a «saco»? aunque para Halloween ya está la vida misma, que vaya tela como está el patio. O alguien hace algo o me veo en plena Nochebuena pensando como vamos a seguir vivitos el dia 1 de enero del 2017 y «vamos para bingo»? La única cosa que me «pone a tope» es Robert de Niro que, en eso hasta le secundo, quiere practicar la lucha libre urbana con Donald Trump. Si es que vaya tiempos nos han caído. Si Octavio Augusto levantara la cabeza, no encargaba La Eneida a Virgilio en la vida? Pero hoy Nou de Octubre sigo estando muy orgullosa de ser valencià y de la nostra Comunitat, con los míos, los que me hacen soñar, vivir.