Hay que ser un valiente para ponerse al frente de la gestora del PSOE. El actual dirigente, Javier Fernández, tiene toda mi admiración. No le va a ser nada fácil gobernar este barco a la deriva, porque los pedristas siguen calentando el cotarro desde la esquina del ring a la que se han tenido que retirar, tras lo que parecía un KO motivado por la obligada dimisión de su líder del pasado sábado. Incluso hay quien se barrunta que, lejos de haberse desanimado, Sánchez pretende volver con gran venganza, y presentarse a triunfar en el próximo congreso extraordinario que se celebre en su partido, lo que sin duda muchos consideramos sería un gran desastre para el mismo. Y conste que cuando digo que sería un desastre para el mismo me refiero al partido, por si lo dudan. En estas procelosas aguas de la izquierda, el PSOE se mueve entre esa especie de Escila y Caribdis que le rodean, que son de una parte el darle el gobierno a Rajoy por el lado más a la derecha, o bien terminar de podemizarse, rompiendo en consecuencia el partido, por el lado de la izquierda.

Lo cierto es que, aunque a muchos nos parezca evidente que no es lo mismo una abstención que un voto a favor, el mensaje de Sánchez ha calado en el PSOE y ya nadie se atreve a mover ficha insinuando la abstención, porque temen no salir en la foto, como bien decía Guerra. Parece que las bases están reclamando que el no es no a Rajoy siga siendo la consigna, con lo que poco habrán hecho, a la postre, con quitar a Sánchez, aparte de dar una imagen lamentable de patio de Monipodio ante toda España y parte del extranjero. Para esta merienda no necesitábamos alforjas. De ahí que haya hecho de perlas el nuevo dirigente al buscar personas no radicalizadas para la gestora, aunque no sabemos si conseguirá sacar algo en claro a pesar de ello.

En Valencia, a Ximo Puig le están poniendo las peras a cuarto sus socios de gobierno, que amenazan con hacer saltar todo por los aires en caso de que Puig favorezca la investidura de Rajoy. Por otra parte, parece que es ya un secreto a voces que en Cataluña hubo algún tipo de acuerdo entre Puigdemont y el PSC, que estaría por romper la disciplina de partido en caso de que el PSOE decidiera abstenerse en una nueva intentona de investidura de Rajoy. De ahí a la escisión de este partido habría un paso, sólo nos queda esperar a ver venir los acontecimientos.