Cuando tantos invocan España, cuando se convierte en sinónimo de sensatez o de sacrificio, cuando el sentimiento patriótico se convierte en guía de conducta por encima de la razón, cuando los padres de la patria dicen sacrificarse, cuando afirman colocarla por encima de partidos, bandos y de sus propios intereses, cuando unos y otros apelan tanto a España, yo me acuerdo y me refugio en el maestro Antonio Machado, «La patria -decía Juan de Mairena- es en España un sentimiento sencillamente popular, del cual suelen jactarse los señoritos. En los trances más duros, los señoritos la invocan y la venden, el pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera». (Juan de Mairena (La patria grande), Antonio Machado).

Al poco de las generales, tras el último Comité Federal del PSOE el que acordó no al PP y a Rajoy, y no a unas terceras elecciones, Alfonso Guerra advirtió de que dichos acuerdos en realidad eran un dilema, porque llegaríamos a una «situación en la que es necesario elegir entre dos situaciones igualmente buenas o malas», como define la Real Academia. Y si le añadimos la autorización a Pedro Sánchez para intentar formar Gobierno -excepto con los independentistas- el dilema sería un trilema. Y nadie propuso nada más en ese comité. De abstenerse, nada de nada.

¿Qué ha cambiado desde entonces hasta el último comité? Que Pedro Sánchez estuvo a punto de ser presidente de no haber sido por la bisoñez e impericia de Pablo Iglesias y Podemos. Igual esto era lo que hacía necesaria para el president Ximo Puig la gran explosión, la «big bang»: Sánchez se lo había tomado en serio, intentaba un pacto con C's y Podemos. Era muy difícil, no porque sean 85 diputados -Díaz ya lo sabía, Ximo Puig gobierna en la Comunidad con una proporción de diputados menor- ni por basarse en el apoyo de Podemos -Aragón, Castilla La Mancha están en esa situación-, sino porque él había sido elegido para ser un secretario general de transición, y un gobierno tan escorado a la izquierda levantaba ampollas entre los poderes fácticos. Incluso le acusan de pactar con los independentistas; eso es incierto porque los pactos los tiene que ratificar el Comité Federal y ya sabemos quién tenía la mayoría. Sin la alianza de los dos partidos mayoritarios de la izquierda nunca gobernará.

¿Qué ha cambiado tras el Comité Federal del PSOE de hace una semana? El PSOE está descabezado, no hay interlocutor para formar Gobierno. El trilema se ha quedado en dilema. Las terceras elecciones no las quiere nadie en el PSOE y el «no» al PP lleva a las elecciones; por lo tanto, solo cabe la abstención. Esta es la conclusión, eso esperaban, a la que debía llegar Sánchez y evitar el desgaste que para los líderes regionales hubiera supuesto plantear la abstención. El presidente de la gestora, Javier Fernández, después del «bochornoso espectáculo» está muy débil para cualquier negociación con el PP, y en la gestora la mayoría es la misma que en el federal. La ocurrencia de «big bang» nuestro subdirector, Tomás Mayoral, la calificaba de «boutade». Yo creo que es un problema de pronunciación lo que debió decir es que hacía falta «the big band», pero estaba mal visto hablar de bandos y bandas. En inglés se nota menos.

El PSOE se enfrenta ahora a la necesidad de elegir, en primarias, un candidato a presidente si hay elecciones y portavoz en las Cortes para lo que respaldarán a algún «buen chico», ningún barón se presentará. La segunda es elegir, también en primarias, al secretario general al convocar Congreso. La «big band» lo dilatará cuanto pueda porque aquí temen que se vuelva a presentar Pedro Sánchez. Incluso algún malvado no identificado -no fue Javier Fernández- mandó a Sánchez a la quinta fila del hemiciclo en el lugar de Madina, mientras bajaban a este a la cuarta; Madina se ha negado, y eso le honra. Es todo un exponente de la voluntad de coser, cosiéndolo, a Sánchez. Le van a ayudar a ganar en invisibilidad.

Rajoy y el PP están descubriendo, ahora, que no basta con que se abstengan por patriotismo, el PSOE tiene que garantizar la gobernabilidad por España, incluso también por patriotismo el PP preferirá ir a terceras elecciones. En esos casos, «no vaciléis en poneros del lado del pueblo, que es el lado de España, aunque las banderas populares ostenten los lemas más abstractos», decía Machado.