Es San Sebastián una de las ciudades más bellas que conozco y el recuerdo de su bahía y de la playa de La Concha, el monte Urgull, el río Urumea, las aguas azules del golfo de Vizcaya, la excelente gastronomía y la hospitalidad de su gente vienen a mi memoria al recordar que en la última edición de su reconocido Festival de Cine la actriz estadounidense Sigourney Weaver ha recibido el Premio Donostia en reconocimiento a toda su carrera, de la que para mí resulta extraordinaria su inolvidable interpretación de la teniente Ripley en «Alien», la primera entrega de la saga de ciencia ficción de RidleyScott, sin olvidar que ha sido candidata al Oscar en tres ocasiones, y que ha ganado dos Globos de Oro por las excelentes «Gorilas en la niebla» y «Armas de mujer»,

Y me gusta la respuesta de Sigourney Weaver durante una entrevista concedida a Europa Press cuando dice que al rodar una película aun siente emoción como actriz y que lo vive como si fuera su primer trabajo, y es que cuando sentimos pasión nos llenamos de vida, y cuando estamos apasionados por algo o por alguien es como si todo cambiara de color y perspectiva, y como si la vida se hiciera más placentera, pues vivir con pasión significa conmoverse, esclarecer la mirada y el interior, y sentir que tu corazón se acelera, que la emoción te embarga, y que sientes la dicha y el disfrute de vivir.

Y es que la pasión es una de las emociones más intensas, por lo que debemos potenciar su vivencia y crecimiento, atrapando cada momento y disfrutándolo con la máxima intensidad, rompiendo las barreras creadas por nuestros miedos y preocupaciones, y adquiriendo instrumentos adicionales que nos den resultados como la ilusión y la motivación.

Y cierro los ojos y me imagino a esa gran actriz como también una mujer apasionada en su vida y en sus relaciones cotidianas y ordinarias, mientras evoco la emocionante escena final de la película «Alien» con el enfrentamiento en la nave espacial Nostromo entre el monstruo y la teniente Ripley, que tras enviar a su adversario al espacio y deshacerse de él, se prepara para entrar en lo que llaman en la película un hipersueño y regresar a la tierra, cuando apago la luz, y me preparo, o al menos, eso espero, para entrar, me ha gustado la palabra, en un dulce hipersueño también.