El traje socialista ha quedado hecho unos zorros tras la escandalera del pasado sábado. Algunos dicen, los más, que ya han cogido aguja e hilo para intentar coser el roto a base de remiendos y algún que otro zurcido. Los más optimistas apuntan a que el arreglo sea coronado con algún bordado, adorno u otra filigrana.

La duda es si habrá bastante hilo y si la tela, ya muy desgastada, aguantará mucho tiempo. No hay que olvidar que ya estamos en otoño y el invierno está a la vuelta de la esquina y las inclemencias pueden dar lugar a un rasgado más profundo. Si se produce, no habrá más que buscar una nueva tela y hacer un traje nuevo.

La casa, al igual que el traje, también se ha visto afectada. Los moradores llevan mucho tiempo sin limpiarla a fondo, de ahí que el polvo se haya amontonado en todos los rincones y el moho ha invadido unas paredes muy desconchadas. Los muebles ya no soportan ningún peso. Las sillas y mesas están para cambiar. Y el trastero acumula muchos trastos viejos e inservibles, que ya ni sirven para adornar las paredes, ni para rellenar los huecos de las estanterías, solo el contenedor de la basura podría acogerlos, ya que en el contenedor del reciclaje no tienen un futuro útil.

Aquí también hay dudas. ¿Bastaría una reforma o rehabilitación de la casa para lavarle la cara o por el contrario sería necesaria la presencia de picos y palas con el objetivo de reconstruir una nueva casa común? ¡El tiempo dirá!.

Posdata: Ya va siendo hora de que los alcaldes y concejales de pueblos y ciudades, que han conseguido la confianza de sus vecinos y conciudadanos al otorgarles mayorías absolutas, tengan más protagonismo y más representatividad en la casa común socialista.