El viernes se publicaba en este periódico una entrevista a Pablo Simón, analista político que ya nos resulta familiar por prodigarse en medios de comunicación. Preguntado sobre las consecuencias de la división del PSOE en términos electorales y sociales, su respuesta comenzaba con esta afirmación: «Ya no importa lo que haga el PSOE porque haga lo que haga pierde» y acababa con esta otra: «En el corto y medio plazo va a perder apoyo electoral y social». Acabé de leer la entrevista y volvía una y otra vez a esta pregunta. No contesta, me dije. Quizá lo que ocurre es que no contesta sobre lo que me ronda a mí por la cabeza desde hace ya mucho tiempo.

Y es que por más que procuro abstraerme del tsunami en el PSOE, por más que me digo a mí misma que no debe importarme tanto, que, total, no soy militante socialista y hace demasiados años que este partido me decepcionó en muchos aspectos y que se lo tienen merecido; por más que me empeño en que no me afecte, no lo consigo. Y creo que el motivo principal tiene que ver con las consecuencias que en términos de igualdad de mujeres y hombres se pueden producir. Y no conozco ningún análisis que haya abordado esta cuestión.

Visto desde fuera, en mi condición de ciudadana, si algún patrimonio tiene el PSOE es el de haber conseguido (gracias a las feministas, de dentro y de fuera) que la igualdad de mujeres y hombres no sólo se situase en la agenda política de modo destacado (¿hay que recordar todas las leyes que impulsaron y que nos han hecho avanzar?), sino que además constituya internamente un cordón sanitario que evite que el rampante neoliberalismo sexual y la reacción patriarcal que le acompaña cunda entre sus filas. Como partido, su posición (en contra) está fijada en temas tan polémicos como la legalización de la prostitución o el alquiler de úteros. Eso no lo tienen otros partidos que le disputan el electorado y la confusión está servida ¿Qué harán sus representantes desde las instituciones? Hace pocos días, a cuenta de un video promocional de un evento organizado por empresas proxenetas y protagonizado por una joven actriz porno que hace campaña por Podemos, Iglesias y Errejón se posicionaban claramente a favor de la prostitución ¿es ésa la posición de Podemos? ¿tendrán fuerza para imponerse quienes se oponen desde sus filas (o círculos)? Ya hemos visto que UP, con Garzón a la cabeza, que sí tenía una posición clara en contra, no tiene demasiada influencia en la toma de decisiones de sus socios políticos.

El inevitable debilitamiento progresivo del PSOE nos afecta, queramos o no, a todas las mujeres.