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Entre patochadas y esperanzas de futuro

Ya no hay más tensa espera. Lo hemos ido contando semana a semana, y en esta que acaba se dio por concluido el proceso de adjudicación de la primera plaza de toros del mundo, cuyos designios regirá Simón Casas junto con su equipo y el apoyo de la empresa de turismo Nautalia. No cabía otra decisión por parte de la Comunidad de Madrid. Querían dinero, y ya lo tienen. 700.000 euros más de lo esperado, que para los de Casas es parte de la gran inversión que merece el coso de la calle de Alcalá y que, a poco que resulte exitoso el plan establecido, revertirá en beneficios a medio plazo para el grupo empresarial. Con ambicioso plan de imagen y mercadotecnia de por medio encabezado por José Ramón Lozano. En lo taurino, la testa visible será Curro Vázquez, quien también dirigirá la escuela de tauromaquia. Y ese Nacho Lloret como flamante gerente. Pocos lo imaginaban cuando, apenas siendo un veinteañero, se embarcó hacia Madrid y comenzó a introducirse en los círculos taurinos. Desde aquellas primeras crónicas para un portal taurino hasta llevar las riendas de la primera plaza del mundo han pasado muchas cosas. Siempre junto a Simon Casas y labrándose una imagen de seriedad y trabajo. Buena generación de aficionados y participantes del mundo taurino la del 75. Algún día la trataremos con mayor profundidad. Ojalá la estancia en el olimpo venteño no cambie su afición e ilusión por la fiesta.

Desde Madrid llegan también dos noticias de sesgo político. La primera no deja de enmarcarse dentro de la sinrazón de los independentistas catalanes de Esquerra Republicana, que presentaron el pasado quince de septiembre una proposición no de ley a la mesa del congreso en la que demuestran, una vez más, su total ignorancia del rito taurino. No tiene desperdicio la cantidad de falsedades y manipulaciones que ponen negro sobre blanco sin ningún pudor, llegándose a hacer eco de numerosos falsos mitos que, por más que repitan los del reich animalista, nunca serán ciertos. Ni la mal llamada tortura «comienza veinticuatro horas antes de la corrida propiamente, cuando se encierra a oscuras al toro, de manera que al soltarlo a la plaza el toro trate de huir dando una imagen de mayor ferocidad», ni se permite «colgarles sacos de arena en el huello durante horas, inducirles diarreas o golpearles», ni mucho menos al toro «se le unta grasa en los ojos para dificultar su visión y una sustancia en las patas que le producen ardor para que no se quede inmóvil». ¿Qué mente maquiavélica ha urdido semejante patraña? ¿De verdad piensan que algún torero en su sano juicio se pondría ante un animal en ese estado de casi ceguera y excitación? ¿Por un lado se les merma en sus fuerzas y por otro se les pone una sustancia para que no paren quietos? En cuanto a los caballos de picar, según ese texto, es «habitual que sufran múltiples quebraduras de las costillas o destripamientos», siendo habitual que «no sobrevivan a varias corridas». Joan Tardà y compañía deben haberse documentado en las revistas de principios del siglo XX, y no sabrán que ahora los equinos de picar ya raramente sufren alguna herida en la lidia y realizan temporadas completas, así, en plural, hasta que los jubilan. En fin, que no hay más preguntas, señorías. Baste recordar que esos mismos políticos de ERC blindaron los correbous en Cataluña. A lo peor, era solo cuestión de política y nacionalismo barato.

Y se ha presentado también un nuevo partido político que defenderá, entre otros, el patrimonio de la tauromaquia. Acción Natural Ibérica (ANATUR) reivindicará y defenderá el mundo rural y sus tradiciones, como la caza, la pesca, la agricultura, la ganadería, la tauromaquia, la cetrería, las rehalas de perros o los caballos de arrastre, entre otras actividades seculares. Con William Cárdenas entre los nombres implicados, lo que le otorga un voto de confianza. Ojalá se limiten a defender esas parcelas y no se pierdan en embrollos ideológicos, pues tan difícil será atraer el voto del conservador adicto a unas siglas como del progresista que huye de todo tufillo casposo. Cuanto menos, nunca harán un ridículo tan espantoso como el ERC. Eso seguro.

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